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Capitulo XII

Se Acerca el Momento Culminante de la Historia

VERS. 1: Y en aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fué después que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro.

EN ESTE versículo se especifica cierto lapso, no un año, un mes, o día determinado, sino un tiempo definido por cierto suceso con el cual está relacionado. "Aquel tiempo." ¿Qué tiempo? El tiempo al cual nos ha llevado el versículo final del capítulo anterior, el tiempo en que el rey del norte plantará las tiendas de su palacio en el monte santo y glorioso. Cuando esto suceda, llegará su fin; y entonces, según este versículo, hemos de esperar que se levantará Miguel, el gran Príncipe.

Se levanta Miguel.--¿Quién es Miguel, y qué significa el hecho de que se levante? Miguel es llamado el "Arcángel" en Judas 9. Esto significa el jefe o cabeza de los ángeles. Hay uno solo. ¿Quiénes? Es aquel cuya voz se oye desde el cielo cuando resucita a los muertos. (1 Tesalonicenses 4:16.) ¿Cúya voz se oye en relación con este acontecimiento? La voz de nuestro Señor Jesucristo. (Juan 5:28.) Cuando, basados en este hecho, buscamos la verdad, llegamos a la siguiente conclusión: la voz del Hijo de Dios es la voz del arcángel; por lo tanto el arcángel debe ser el Hijo de Dios. Pero el arcángel se llama Miguel; de ahí que Miguel debe ser el nombre dado al Hijo de Dios. La expresión que hallamos en el versículo 1: "El gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo," basta para identificar como salvador de los hombres al personaje aquí mencionado. Es el "Autor de la vida," y "Príncipe y Salvador." (Hechos 3:15; 5:31.) Es el gran Príncipe.

"Está por los hijos de tu pueblo." Condesciende a tomar a los

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siervos de Dios en su mísero estado mortal, y a redimirlos para que sean súbditos de su reino futuro. Está de parte nuestra, de los que creemos. Sus hijos resultan esenciales para sus propósitos futuros, una parte inseparable de la heredad comprada. Han de ser los principales agentes de aquel gozo que Cristo previó, y que le indujo a soportar todos los sacrificios y sufrimientos que señalaron su intervención en favor de la familia caída. ¡Honor asombroso! ¡Tributémosle eterna gratitud por su condescendencia y misericordia hacia nosotros! ¡Suyos sean para siempre el reino, el poder y la gloria!

Llegamos ahora a la segunda pregunta: ¿Qué significa el acto de Miguel al levantarse? La clave para interpretar esta expresión la encontraremos en estos pasajes: "Aun habrá tres reyes en Persia;" "levantaráse luego un rey valiente, el cual se enseñoreará sobre gran dominio." (Daniel 11:2, 3.) No puede caber la menor duda en cuanto al significado de la expresión en estos casos. Significa asumir el reino, reinar. En el versículo que consideramos, esta expresión debe significar lo mismo. En aquel tiempo se levantará Miguel, tomará el reino, empezará a reinar.

Pero, ¿no está reinando Cristo ahora? Sí, asociado con su Padre en el trono del dominio universal. (Efesios 1:20-22; Apocalipsis 3:21.) Pero renuncia a ese trono o reino, cuando viene. (1 Corintios 15:24.) Entonces empieza su reinado, presentado en el texto, cuando se levanta, o se encarga de su propio reino, el trono prometido desde hace mucho a su padre David, y establece un dominio que no acabará. (Lucas 1:32, 33.)

Los reinos de este mundo llegarán a ser el reino de "nuestro Señor y de su Cristo." Deja de lado sus vestiduras sacerdotales para ponerse el manto real. Habrá terminado la obra de misericordia y el tiempo de gracia concedido a la familia humana. Entonces el que esté sucio no tendrá ya esperanza de ser purificado; y el santo ya no correrá peligro de caer. Todos los casos estarán decididos para siempre. Desde entonces en adelante, hasta que Cristo venga en las nubes de los cielos, las naciones serán quebrantadas como con vara de hierro y destrozadas como vaso de alfarero por un tiempo de angustia sin parangón. Caerá

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sobre los hombres que han rechazado a Dios una serie de castigos divinos. Entonces aparecerá en el cielo el Señor Jesucristo "en llama de fuego, para dar el pago a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio." (2 Tesalonicenses 1:8; véase también Apocalipsis 11:15; 22: 11, 12.)

Los acontecimientos introducidos por el acto de Miguel al levantarse son portentosos. El se levanta, o asume el reino, cierto tiempo antes de volver personalmente a esta tierra. ¡Cuán importante es, pues, que sepamos qué posición ocupa, a fin de poder seguir el proceso de su obra, y reconocer cuando se acerque el momento emocionante en que acabará su intercesión en favor de la humanidad, y se fijará el destino de todos para siempre!

¿Cómo podemos saberlo? ¿Cómo hemos de determinar lo que sucede en el santuario celestial ? La bondad de Dios ha sido tan grande que ha puesto en nuestras manos el medio de saber esto. El nos ha dicho que cuando ciertos acontecimientos sucedan en la tierra, se estarán haciendo en el cielo decisiones importantes que sincronicen con ellos. Mediante estas cosas que se ven, nos instruímos acerca de las cosas que no se ven. Así como "a través de la naturaleza llegamos a ver al Dios de la naturaleza," mediante los fenómenos y acontecimientos terrenales seguimos los grandes movimientos que se realizan en el reino celestial. Cuando e! rey del norte plantará las tiendas de su palacio entre los mares, sobre el monte glorioso y santo, entonces Miguel se levantará, o recibirá de su Padre el reino, como preparativo para volver a esta tierra. O podría expresarse el asunto en estas palabras: Entonces nuestro Señor cesa su obra como nuestro gran Sumo Sacerdote, y se acaba el tiempo de gracia concedido al mundo. La gran profecía de los 2.300 días nos indica con exactitud el comienzo de la división final de la obra que Cristo ha de realizar en el santuario celestial. El versículo que consideramos nos da indicaciones por las cuales podemos descubrir aproximadamente el tiempo en que terminará.

El tiempo de angustia.--En relación con el momento en que se levantará Miguel, se producirá un tiempo de angustia cual nunca hubo. En Mateo 14:21 se nos habla de un período de

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tribulación cual nunca hubo ni habrá después. Esta tribulación, que fué la opresión y persecución de la iglesia por el poder papal, se halla ya en lo pasado; mientras que el tiempo de angustia de Daniel 12:1, está todavía en lo futuro, según la opinión que expresamos. ¿Cómo puede haber dos tiempos de tribulación, separados por muchos años, que son ambos mayores que cualquiera que haya habido antes o haya de haber después? Para evitar cualquier dificultad aquí, notemos cuidadosamente esta distinción: La tribulación mencionada en Mateo es tribulación que sufre la iglesia. Cristo habla allí de sus discípulos, y de ellos en un tiempo venidero. Ellos iban a ser los afectados, y por su causa serían acortados los días de tribulación. (Mateo 24:22.) El tiempo de angustia mencionado en Daniel no es un tiempo de persecución religiosa, sino de calamidad internacional. No ha habido nunca cosa semejante desde que hubo nación; no dice iglesia. Es la última tribulación que sufrirá el mundo en su condición actual. En Mateo se alude a un tiempo que transcurrirá después de aquella tribulación; porque una vez que ella haya pasado, el pueblo de Dios no volverá a pasar por otro período de sufrimiento semejante. Pero aquí en Daniel no se alude a ningún tiempo futuro después de la aflicción mencionada, porque ésta clausura la historia de este mundo. Incluye las siete postreras plagas de Apocalipsis 16, y culmina en la aparición del Señor Jesús, que viene en nubes de fuego, a infligir la destrucción a sus enemigos. Pero de esta tribulación será librado todo aquel cuyo nombre se halle escrito en el libro de la vida; "porque en el monte de Sión . . . habrá salvación, como Jehová ha dicho, y en los que quedaren, a los cuales Jehová habrá llamado." (Joel 2:32.)

VERS. 2: Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua [para deshonra y aborrecimiento eterno, V. M.].

Este versículo revela la importancia que tiene el acto de Miguel al levantarse, o el comienzo del reinado de Cristo, porque en ese tiempo habrá una resurrección de los muertos. ¿Es ésta la resurrección general que se produce cuando venga Cristo por se-

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gunda vez? ¿O es que, entre el momento en que Cristo recibe el reino y su manifestación a la tierra con toda la gloria de su advenimiento (Lucas 21:27), se ha de producir una resurrección especial que corresponda a la descripción hecha aquí?

¿Por qué no puede ser lo primero, o sea la resurrección que se producirá cuando se oiga la última trompeta? Porque únicamente los justos, con exclusión de todos los impíos, tendrán parte en esta resurrección. Los que duermen en Jesús saldrán entonces, pero el resto de los muertos no vivirá por mil años. (Apocalipsis 20:5.) La resurrección general de toda la especie, queda pues dividida en dos grandes acontecimientos. Primero resucitan exclusivamente los justos cuando viene Cristo; y en segundo lugar, resucitan exclusivamente los impíos mil años más tarde. La resurrección general no es resurrección de los justos y de los impíos al mismo tiempo. Cada una de estas dos clases resucita por separado, y el tiempo que transcurre entre sus respectivas resurrecciones es de mil años, según se indica claramente.

Pero en la resurrección que se nos presenta en el versículo que consideramos, muchos de los justos y de los impíos resucitan juntos. No puede ser por lo tanto la primera resurrección, que incluye solamente a los justos, ni la segunda, que se limita distintamente a los impíos. Si el texto dijera: Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán para vida eterna, entonces la palabra "muchos" podría interpretarse como incluyendo a todos los justos, y esta resurrección sería la de los justos cuando venga Cristo por segunda vez. Pero el hecho de que algunos de los muchos son impíos, y resucitan para vergüenza y desprecio eterno, cierra el paso a una explicación tal.

¿Se produce, pues, una resurrección especial o limitada? ¿Se nos indica en alguna otra parte que haya de ocurrir un acontecimiento tal antes que venga el Señor? La resurrección predicha aquí se produce cuando el pueblo de Dios es libertado del gran tiempo de angustia con que termina la historia de este mundo; y de Apocalipsis 22:11 parecería desprenderse que esta liberación acontece antes que aparezca el Señor. Llega el momento pavoroso en que el sucio e injusto es declarado injusto todavía, y santo

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todavía el que es justo y santo. Entonces quedan decididos para siempre los casos de todos. Cuando esta sentencia se pronuncia sobre los justos, debe ser una liberación para ellos, porque entonces ya no les alcanza el peligro ni el temor del mal. Pero, en aquel momento, el Señor no ha venido aún, porque añade inmediatamente: "He aquí, vengo en breve."

Cuando se pronuncia esta declaración solemne, ella sella a los justos para la vida eterna y a los impíos para la muerte eterna. Sale una voz del trono de Dios diciendo: "¡Hecho es!" (Apocalipsis 16:17.) Esta es evidentemente la voz de Dios, a la cual se alude tan frecuentemente en las descripciones de las escenas relacionadas con el postrer día. Joel habla de ello y dice: "Y Jehová bramará desde Sión, y dará su voz desde Jerusalem, y temblarán los cielos y la tierra: mas Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel." (Joel 3:16.) Una nota marginal de ciertas versiones de la Biblia dice en vez de "esperanza," "lugar de refugio, o puerto." Entonces, cuando se oye la voz de Dios que habla desde el cielo precisamente antes de la venida del Hijo del hombre, Dios es un refugio para su pueblo, o, lo que es lo mismo, provee liberación. La última escena estupenda está por manifestarse a un mundo condenado. Dios da a las naciones asombradas otra prueba y garantía de su poder, y resucita de entre los muertos a una multitud de seres que durmieron durante largo tiempo en el polvo de la tierra.

Así vemos que hay oportunidad y lugar para la resurrección de Daniel 12:2. Un versículo del libro de Apocalipsis indica claramente que se ha de producir una resurrección de esta clase. "He aquí que viene con las nubes [se describe indudablemente el segundo advenimiento], y todo ojo le verá [de las naciones que vivan entonces en la tierra], y los que le traspasaron [los que tomaron parte activa en la terrible obra de su crucifixión]; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre él." (Apocalipsis 1:7.) Si no se hiciese una excepción en su caso, los que crucificaron al Señor habrían de quedar en sus tumbas hasta el fin de los mil años y resucitar juntamente con los demás impíos en esa oportunidad. Pero aquí se nos dice que contemplarán al

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Señor cuando venga por segunda vez. Ha de haber, pues, una resurrección especial con este fin.

Es ciertamente muy propio que algunos de los que se distinguieron por su santidad, que trabajaron y sufrieron por la esperanza que tenían en la venida de su Salvador, pero murieron sin haberlo visto, resuciten un poco antes que venga, para presenciar las escenas que acompañarán su gloriosa epifanía; así como igualmente salió un buen número del sepulcro en ocasión de su resurrección para contemplar su gloria y escoltarle (Mateo 27:52, 53) en triunfo hasta la diestra del trono de la majestad en los cielos (Efesios 4:8, nota marginal). Hay también quienes se distinguieron en la maldad, los que más hicieron para vilipendiar el nombre de Cristo e injuriar su causa, especialmente aquellos que le dieron cruel muerte en la cruz, y se burlaron de él en la agonía de su muerte, algunos de éstos resucitarán, como parte de su castigo judicial, para contemplar su regreso en las nubes de los cielos, como vencedor celestial, con gran majestad y esplendor que no podrán soportar.

Algunos consideran que lo dicho en este versículo proporciona buenas pruebas de que los impíos sufren eternamente en forma consciente, porque explica que los impíos que resucitarán lo harán para vergüenza y desprecio eterno. ¿Cómo podrían sufrir para siempre vergüenza y desprecio, a menos que estén conscientes para siempre? En verdad esta vergüenza implica que están conscientes, pero debe notarse que esto no ha de durar para siempre. Este calificativo no se inserta hasta que lleguemos al aborrecimiento o desprecio. Lo sienten los demás para con los culpables, y no hace necesaria la condición consciente de aquellos contra quienes se dirige. La vergüenza de su impiedad y corrupción atormentará sus almas mientras estén conscientes. Cuando fallezcan, consumidos por sus iniquidades, su repugnante carácter y sus culpables obras excitarán tan sólo desprecio de parte de todos los justos, mientras los recuerden. El texto no proporciona, pues, prueba alguna de que los impíos hayan de sufrir eternamente.

VERS. 3: Y los entendidos resplandecerán como el resplandor del

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firmamento; y los que enseñan a justicia la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.

Herencia gloriosa.--La nota marginal dice "maestros" en lugar de "entendidos." Los que enseñan resplandecerán como el firmamento. Esto se refiere por supuesto a los que enseñan la verdad, y conducen a otros al conocimiento de ella, precisamente en el tiempo en que se han de cumplir los sucesos registrados en los versículos anteriores. De acuerdo con la manera en que el mundo calcula las perdidas y las ganancias, cuesta algo enseñar la verdad en estos tiempos. Cuesta reputación, comodidad y a menudo propiedades. Entraña labor, cruces, sacrificios, la pérdida de amigos, el ridículo y con frecuencia la persecución.

A menudo se hace la pregunta: ¿Cómo podéis guardar el verdadero día de reposo, y tal vez perder vuestro puesto, reducir vuestros ingresos, y hasta correr el riesgo de perder vuestros medios de sostén? ¡Oh, qué miopía, hacer de la obediencia a lo que Dios requiere un asunto de consideración pecuniaria! ¡Qué conducta diferente de la que siguieron los nobles mártires que no amaron su vida hasta la muerte! Cuando Dios da una orden, no podemos atrevernos a desobedecer. Si se nos pregunta; ¿Cómo podéis guardar el sábado, y cumplir otros deberes que significan obedecer a la verdad? sólo necesitamos preguntar en respuesta:

¿Cómo podemos atrevernos a no hacerlo?

En el día que se acerca, cuando pierdan la vida todos los que hayan procurado salvarla y los que hayan estado dispuestos a arriesgarlo todo por amor a la verdad y su divino Señor, reciban la gloriosa recompensa prometida en este pasaje, y resuciten para resplandecer como el firmamento, y como las estrellas para siempre, se verá quiénes habrán sido sabios, y quiénes por el contrario hicieron su elección a ciegas e insensatamente. Los impíos y los mundanos consideran ahora a los creyentes como insensatos y locos, y se lisonjean de tener una inteligencia superior al rehuir lo que llaman locura, y evitar pérdidas. No necesitamos responderles, porque los que ahora toman esa decisión querrán pronto cambiarla, lo querrán con vehemencia pero inútilmente.

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Mientras tanto, el cristiano tiene el privilegio de espaciarse en el consuelo que ofrece esta maravillosa promesa. Unicamente los mundos sidéreos pueden proporcionarnos un concepto de su magnitud. ¿Qué son aquellas estrellas, a cuya semejanza brillarán para siempre jamás los que enseñan la justicia? ¿Cuánto esplendor, majestad y duración de tiempo entraña esta comparación?

El sol de nuestro propio sistema solar es una de esas estrellas. Si lo comparamos con este globo en el cual vivimos y que nos proporciona la comparación más comprensible, encontramos que es un orbe de no poca magnitud y magnificencia. Nuestra tierra tiene como 12.000 kilómetros de diámetro, mientras que el diámetro del sol alcanza a 1.440.000 kilómetros. Es 1.300.000 veces mayor que nuestro globo. Y su peso equivale al de 332 mundos como el nuestro. ¡Qué inmensidad! ¡Y qué sabiduría y poder se necesitó para crear tantas maravillas!

Sin embargo, dista mucho de ser el orbe mayor o más brillante de los cielos. La proximidad del sol, que está a 155.000.000 de kilómetros de nosotros, le permite ejercer sobre nosotros una influencia controladora. Pero en las vastedades del espacio, tan lejos que parecen solamente puntitos de luz, arden otros orbes de tamaño y gloria mucho mayores. La estrella fija más cercana, Próxima Centauri, en el hemisferio sur, se halla a unos cuarenta billones de kilómetros de distancia. Pero la estrella polar y su sistema se encuentran como cien veces más lejos; y resplandecen con brillo igual al de 2.500 soles como el nuestro. Otros aún son muy luminosos, como por ejemplo Arcturo, que emite una luz equivalente a 158 de nuestros soles; Capella, 185, y así sucesivamente, hasta que al fin llegamos a la gran estrella Rígel, en la constelación de Orión, que inunda los espacios celestiales con un fulgor 15.000 veces mayor que el del ponderado orbe que ilumina y controla nuestro sistema solar.[1] ¿Por qué no nos parece más luminoso? Porque su distancia equivale a 33.000.000 de veces la órbita de la tierra, que es de 310.000.000 de kilómetros. Las cifras resultan débiles para expresar tales distancias. Baste de-

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cir que su luz debe atravesar el espacio a la velocidad de 310.000 kilómetros por segundo durante un plazo superior a diez años antes de alcanzar nuestro mundo. Y hay muchas otras estrellas que se encuentran a centenares de años-luz de nuestro sistema solar.

Algunos de estos monarcas del firmamento reinan solos, como nuestro propio sol. Algunos son dobles; es decir que lo que a nosotros nos parece ser una sola estrella está en realidad compuesto por dos estrellas, es decir dos soles con todo su séquito de planetas que giran uno en derredor de otro. Otros son triples, algunos cuádruples, y por lo menos uno es séxtuplo.

Además, nos dejan ver los colores del arco iris. Algunos sistemas son blancos, otros azules, otros rojos, otros amarillos, otros verdes. En algunos, los diferentes soles que pertenecen al mismo sistema, tienen diversos colores. Dice el Dr. Burr: "Y, como para hacer de la Cruz del Sur el objeto más hermoso de todos los cielos, encontramos en ella un grupo de más de cien astros diversamente coloreados, soles rojos, verdes, azules y verde-azulados, tan estrechamente acumulados que en un poderoso telescopio se asemejan a un soberbio ramillete, o a una joya fantástica."[2]

Transcurren los años, y todas las cosas terrenales adquieren la pátina de la edad y el olor de la decadencia. Pero las estrellas siguen brillando en toda su gloria como desde el principio. Han transcurrido siglos y edades, se han levantado reinos y han desaparecido. Nos remontamos mucho más atrás que el horizonte de la historia, llegamos al primer momento en que el orden fué evocado del caos, y "las estrellas todas del alba alababan, y se regocijaban todos los hijos de Dios" (Job 38:7) y encontramos entonces que las estrellas seguían sus eternos derroteros. No sabemos desde cuanto tiempo lo hacían. Los astrónomos nos hablan de nebulosas que se encuentran en los más lejanos límites de la visión telescópica, cuya luz necesitaría en su vuelo incesante cinco millones de años para alcanzar a este planeta. Sin embargo, ni su esplendor ni su fuerza disminuyen. Parecen siempre dotadas del rocío de la juventud. No hay en ellas movimiento vacilante que

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revele la decrepitud de la vejez. Siguen brillando con gloria inefable durante toda la eternidad.

Así resplandecerán aquellos que conduzcan a muchos a la justicia. Hasta infundirán gozo en el corazón del Redentor. Y así transcurrirán sus años para siempre jamás.

VERS. 4: Tú empero Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin: pasarán muchos, y multiplicaráse la ciencia.

El libro de Daniel sellado.--Las "palabras" y el "libro" de los cuales se habla aquí son sin duda las cosas que fueron reveladas a Daniel en esta profecía. Estas cosas habían de permanecer cerradas y selladas hasta el tiempo del fin; es decir, que no iban a ser estudiadas en forma especial, ni siquiera mayormente comprendidas, hasta ese tiempo. El tiempo del fin, como ya se ha demostrado, empezó en 1798. Como el libro había de quedar cerrado y sellado hasta ese tiempo, resulta claro que en aquel tiempo, o desde ese punto, el libro quedaría abierto. La gente estaría en mejor situación para comprenderlo, y su atención sería atraída en forma especial por esta parte de la palabra inspirada. No es necesario recordar al lector lo que se ha hecho desde entonces con referencia a la profecía. Las profecías, especialmente las de Daniel, han sido examinadas por muchos estudiantes de este mundo dondequiera que la civilización extendió su luz sobre la tierra. De manera que el resto del versículo, siendo una predicción de lo que iba a acontecer después que empezara el tiempo del fin, dice: "Pasarán muchos [muchos correrán de aquí para allá, V.M.]." Que este correr de aquí para allá se refiera al traslado de la gente de un lugar a otro, y a los grandes progresos que se han hecho en los medios de transporte y de locomoción durante el siglo pasado, o que signifique, como lo entienden algunos, que recorrerían las profecías, es decir que se escudriñaría con diligencia y fervor la verdad profética, lo cierto es que nuestros ojos contemplan su cumplimiento. Debe encontrar su aplicación en por lo menos uno de estos métodos; y en ambos respectos nuestra época actual se destaca notablemente.

El aumento de conocimiento.--"Y multiplicaráse la ciencia."

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Esto debe referirse al aumento del conocimiento general, el desarrollo de las artes y la ciencia, o a un aumento del conocimiento relativo a las cosas reveladas a Daniel, que habían de quedar cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Aquí nuevamente, cualquiera que sea la aplicación que le demos, el cumplimiento es muy notable y completo. Consideremos las admirables hazañas de los hombres de nuestros tiempos y las obras formidables de sus manos, que rivalizan con los sueños más atrevidos de los magos antiguos, pero se han desarrollado durante los últimos cien años apenas. Durante este plazo se ha progresado más en todos los ramos científicos, se han hecho más progresos en las comodidades humanas, en la rápida ejecución de los trabajos, en la transmisión de los pensamientos y las palabras, y en los medios de viajar rápidamente de un lugar a otro y aun de un continente a otro, que durante los tres mil años anteriores.

Maquinaría agrícola.--Compárense los métodos de segar que se practican en nuestra época con el viejo método de segar a mano que se practicaba en los días de nuestros abuelos. Hoy una sola máquina corta, trilla y recoge en bolsas los cereales y los deja listos para el mercado.

Buques modernos y guerra mecanizada.--La guerra moderna emplea buques acorazados de superficie y submarinos, como también aeroplanos de bombardeo y de caza que ni siquiera se soñaban a mediados del siglo pasado. Los tanques y los camiones, la artillería motorizada y otros equipos han reemplazado a los animales y arietes de los antiguos.

El ferrocarril.--La primera locomotora construída en los Estados Unidos se fabricó en la fundición West Point, Nueva York, y entró en servicio in 1830. Actualmente, se ha progresado tanto en los ferrocarriles que los trenes aerodinámicos alcanzan velocidades de 160 kilómetros por hora.

Los trasatlánticos.--Apenas un siglo después que se inició la navegación a vapor, los mayores trasatlánticos pueden cruzar el océano entre Europa y América en cuatro días. Ofrecen todos los lujos que se hallan en los hoteles más cómodos.

La televisión.--Luego vino la radiotelegrafía, un milagro,

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en 1896. Hacia 1921, ese descubrimiento se desarrolló en la propalación radiotelefónica. Ahora la televisión, la transmisión inalámbrica de lo que se ve y se oye, y hasta de proyecciones cinematográficas en las ondas etéreas, es una realidad doméstica.

El automóvil.--No hace muchos años, el automóvil era desconocido. Ahora toda la población de los Estados Unidos podría estar viajando al mismo tiempo en automóvil. Ciertos automóviles de carrera han alcanzado velocidades superiores a los quinientos kilómetros por hora. Enormes omnibuses de pasajeros cruzan los continentes, y en las grandes ciudades han reemplazado mayormente a los tranvías eléctricos.

La máquina de escribir.--El primer modelo de la máquina de escribir moderna fué ofrecido en venta en 1874. Ahora las máquinas veloces y silenciosas destinadas tanto a la oficina como al hogar se adaptan a toda clase de escritura y tablas, y han llegado a ser una parte indispensable de los equipos comerciales.

La prensa moderna.--Para tener una idea del progreso hecho en este ramo basta poner en contraste la prensa de mano que usaba Benjamín Franklin con las rotativas de alta velocidad que imprimen los diarios a un ritmo dos veces más rápido que el de una ametralladora que dispara sus balas.

La cámara fotográfica.--El primer retrato que de una cara humana se hizo con la ayuda del sol fué obra del profesor Juan Guillermo Draper de Nueva York en 1840, mediante un perfeccionamiento del proceso de Niepce y Daguerre, los creadores franceses de la fotografía. Desde 1924, gracias al perfeccionamiento de los lentes y las emulsiones se han sacado fotografías desde grandes distancias y de vastas extensiones, desde aeroplanos que volaban a gran altura. Se pueden sacar fotografías de objetos invisibles para el ojo mediante los rayos X y los rayos infrarrojos. La fotografía en colores ha hecho también muchos progresos. Desde sus comienzos en 1895, la cinematografía ha llegado a ejercer una poderosa influencia en la vida de millones de personas. Se han perfeccionado las cámaras cinematográficas y otras para sacar en colores y se producen a precios económicos que las ponen al alcance de las multitudes.

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La aeronavegación,-La conquista del aire por el hombre fué realizada por el aeroplano en 1903. Es uno de los triunfos más notables de toda la historia. Se han establecido servicios regulares de pasajeros y de correos a través del océano entre todos los continentes.

El teléfono,-La primera patente de teléfono fué concedida a Alejandro Graham Bell en 1876. Desde entonces se han extendido redes intrincadas de teléfono por todos los continentes para vincular los pueblos y las personas.

Maquinas componedoras.--Estas han desarrollado una revolución en el arte de imprimir. La primera máquina que compuso tipo mecánicamente fué patentada en Inglaterra en 1822 por el Dr. Guillermo Church. De las muchas máquinas que se han introducido desde entonces, las que se usan mayormente en la actualidad son máquinas que funden sus propios tipos, como la linotipo inventada por Mergenthaler en 1878, y la monotipo, inventada por Lanston en 1885.

La composición a distancia.--Mediante una combinación de telégrafo y máquinas fundidoras de líneas, es ahora posible que un operario situado en una estación central componga material para la prensa simultáneamente por telégrafo, a cualquier distancia y en tantos lugares como estén vinculados con la estación central. Esto permite componer las noticias con un ahorro de tiempo del 50 al 100 por ciento.

Los puentes colgantes.--El primer puente colgante que merezca tenerse en cuenta en los Estados Unidos se construyó sobre el río Niágara en 1855. El puente de la Puerta de Oro, que cruza la entrada de la bahía de San Francisco, se terminó en 1937 a un costo de 35.000.000 de dólares, tiene el arco mayor del mundo, a saber 1.275 metros. Hazañas similares en la construcción de puentes se han realizado en todos los países progresistas del mundo.

La siguiente es una lista parcial de los progresos que se han hecho en los conocimientos desde que el tiempo del fin se inició en 1798:

Iluminación por gas, 1798; plumas de acero, 1803; fósforos de

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fricción, 1820; electrotipía, 1837; máquina de coser, 1841; anestesia por éter y cloroformo, 1846, 1848; cable transoceánico, 1858; la ametralladora Gatling, 1861; barco de guerra blindado, 1862; frenos automáticos en los trenes, 1872; sismógrafo, 1880; turbina de vapor, 1883; rayos X, 1895; radium, 1898; teléfono transcontinental, 1915.

¡Qué galaxía de maravillas que nacieron en una misma época! ¡Cuán admirables son las hazañas científicas de nuestra era, sobre la cual concentran su luz todos estos descubrimientos e inventos! Hemos llegado ciertamente al momento en que se ha multiplicado la ciencia.

Para honra del cristianismo, notemos en qué países y por quiénes han sido hechos estos descubrimientos que tanto han contribuído a hacer la vida más fácil y más cómoda. Ha sido en los países cristianos, y entre hombres cristianos. No pueden acreditarse estos progresos a la Edad Media, que proporcionó solamente un disfraz del cristianismo, ni a los paganos, que en su ignorancia no conocen a Dios, ni a aquellos habitantes de las tierras cristianas que niegan a Dios. En verdad, el espíritu de igualdad y libertad individual fomentado por el Evangelio de Cristo cuando se lo predica en toda su pureza es lo que liberta los cuerpos y los espíritus de los seres humanos, los invita a emplear hasta lo sumo sus facultades, y hace posible una era de libertad en pensamiento y acción capaz de producir estas maravillas.

El aumento del conocimiento de la Biblia.--Pero si asumimos otro punto de vista, e interpretamos la mención de que la ciencia se ha multiplicado como aplicándose al aumento del conocimiento de la Biblia, nos basta mirar la luz admirable que ha resplandecido sobre las Escrituras durante el último siglo y medio. En la historia ha quedado revelado el cumplimiento de la profecía. El empleo de un seguro principio de interpretación ha llevado a la conclusión indiscutible de que se acerca el fin de todas las cosas. A la verdad, el sello ha sido quitado del libro, y ha aumentado admirablemente el conocimiento respecto de lo que Dios ha revelado en su Palabra. Creemos que este detalle es el que cumple en forma más especial la profecía, pues solamente

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en una era de facilidades sin parangón como la actual podía cumplirse la profecía.

Que estamos en el tiempo del fin lo demuestra Apocalipsis 10:1, 2, dónde se ve a un ángel poderoso bajar del cielo con un librito abierto en la mano. Ya no podía quedar sellado el libro de esta profecía. Había de ser abierto y comprendido. Para encontrar las pruebas de que el librito que ha de ser abierto es el libro aquí cerrado y sellado cuando Daniel lo escribió, y de que el ángel proclama su mensaje en esta generación, véanse los comentarios que se hacen sobre Apocalipsis 10:2.

VERS. 5-7: Y yo, Daniel, mire, y he aquí otros dos que estaban, el uno de esta parte a la orilla del río, y el otro de la otra parte a la orilla del rio. Y dijo uno al varón vestido de lienzos, que estaba sobre las aguas del rio: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? Y oía al varón vestido de lienzos, que estaba sobre las aguas del rio, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el Viviente en los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad. Y cuando se acabare el esparcimiento del escuadrón del pueblo santo [cuando se haya acabado de destruir el poder del pueblo santo, V.M.], todas estas cosas serán cumplidas.

¿Cuándo será el fin?--La pregunta: "¿Cuándo será el fin de estas maravillas?" se refiere indudablemente a todo lo que se ha mencionado antes, inclusive el levantamiento de Miguel, el tiempo de angustia, la liberación del pueblo de Dios y la resurrección especial, del versículo 2. La respuesta parece darse en dos partes. Primero se señala un período profético específico, y luego sigue un período indefinido que ha de transcurrir antes de que se llegue a la terminación de todas estas cosas, así como lo encontramos en Daniel 8:13, 14. Cuando se preguntó: "¿Hasta cuándo durará la visión . . . que pone el santuario y el ejército para ser hollados?" la respuesta mencionó un período definido de 2.300 días, seguido por un período indefinido que abarcaría la purificación del santuario. Asimismo, en el texto que consideramos se nos indica el período de un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo, o sean 1.260 años, y luego un período indefinido durante el cual iba a continuar la destrucción del poder del pueblo santo, antes de la consumación.

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Los 1.260 años señalan el período de la supremacía papal. ¿Por qué se introduce este período aquí? Probablemente porque esta potencia es la que ha hecho más que cualquier otra en la historia del mundo para abrumar la fuerza del pueblo santo, o sea oprimir la iglesia de Dios. Pero ¿qué debemos entender por la expresión: "Cuando se acabare el esparcimiento del escuadrón del pueblo santo" o como lo rinde la Versión Moderna, "cuando se haya acabado de destruir" su poder? ¿Quién ha de hacer esta obra nefasta? En algunas versiones se rinde esta frase así:

"Cuando él acabare el esparcimiento" etc., y en este caso el pronombre personal "él" parecería designar "el Viviente en los siglos," o sea Jehová. Pero, como dice juiciosamente un eminente intérprete de las profecías, al considerar los pronombres de la Biblia debemos interpretarlos de acuerdo con los hechos del caso, y con frecuencia debemos relacionarlos con un antecedente comprendido más bien que con un nombre expresado. De manera que aquí, el cuerno pequeño, u hombre de pecado, después de haber sido introducido por la mención particular del tiempo de su supremacía, los 1.260 años, debe ser el poder al cual se refiere el pronombre él. Durante 1.260 años oprimió gravosamente a la iglesia, y destruyó o esparció su fuerza. Después que le es quitada su supremacía, permanece su disposición adversa para con la verdad y sus defensores, y se sigue sintiendo hasta cierto punto su poder, y continúa su obra de opresión en la medida que le es posible, pero ¿hasta cuándo? Hasta el último de los acontecimientos presentados en el versículo 1, a saber, la liberación del pueblo de Dios. Una vez librado éste, los poderes perseguidores ya no pueden oprimirlo, su escuadrón ya no queda esparcido, se ha llegado al fin de las maravillas predichas en esta gran profecía, y se han cumplido todas sus predicciones.

O sin alterar en particular el sentido, podemos referir ese pronombre "él" al ser mencionado en el juramento del versículo 7, "el Viviente en los siglos," es decir Dios, puesto que él emplea a los poderes terrenales para castigar y disciplinar a su pueblo, y en este sentido puede decirse que él mismo es el que esparce su escuadrón. Por intermedio de su profeta dijo acerca del reino

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de Israel: "Del revés, del revés, del revés la tornaré . . . hasta que venga aquel cuyo es el derecho." (Ezequiel 21:27.) También encontramos que "Jerusalem será hollada de las gentes, hasta que los tiempos de las gentes sean cumplidos." (Lucas 21:24.) Igualmente significativa es la profecía de Daniel 8:13: "¿Hasta cuándo durará la visión . . . que pone el santuario y el ejército para ser hollados?" ¿Quién los entrega a esta condición? Dios. ¿Por qué? Para disciplinar, purificar y emblanquecer a su pueblo. ¿Hasta cuándo? Hasta que el santuario sea purificado.

VERS. 8-10: Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿qué será el cumplimiento de estas cosas? Y dijo: Anda, Daniel, que estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del cumplimiento. Muchos serán limpios, y emblanquecidos, y purificados: mas los impíos obrarán impíamente, y ninguno de los impios entenderá, pero entenderán los entendidos.

El libro sellado hasta el fin del tiempo.--La solicitud de Daniel por comprender plenamente todo lo que le había sido mostrado, nos recuerda las palabras de Pedro cuando habla de los profetas que escudriñaban diligentemente para comprender las predicciones relativas a los sufrimientos de Cristo y la gloria que seguiría. Nos dice que ello les "fué revelado,. . . no para sí mismos, sino para nosotros." (1 Pedro 1:12.) ¡Cuán pocas de las cosas que escribieron pudieron comprender los profetas! Pero no por ello se negaron a escribirlas. Si Dios se lo pedía, sabían que oportunamente Dios cuidaría de que su pueblo recibiese de sus escritos todo el beneficio que quería que recibiese.

De manera que las palabras dirigidas aquí a Daniel le indicaban que cuando llegase el momento oportuno, los sabios comprenderían el significado de lo que él había escrito, y lo aprovecharían. El tiempo del fin era el momento en que el Espíritu de Dios había de romper el sello de este libro. Era el tiempo durante el cual los sabios comprenderían, mientras que los impíos, que no tienen sentido de los valores eternos, por tener el corazón endurecido por el pecado, irían empeorando y encegueciéndose cada vez más. Ninguno de los impíos comprende. Ellos llaman insensatez y presunción los esfuerzos que hacen los sabios para comprender,

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y preguntan con escarnio: "¿Dónde está la promesa de su advenimiento?" Si alguien pregunta: ¿De qué tiempo y de qué generación habla el profeta?, la respuesta solemne debe ser: Del tiempo actual y de la generación en medio de la cual vivimos. Este lenguaje del profeta está recibiendo ahora un sorprendente cumplimiento.

La redacción del versículo 10 parece singular a primera vista: "Muchos serán limpios, y emblanquecidos, y purificados." Puede ser que alguien pregunte: ¿Cómo pueden ser limpios y luego probados o purificados (como parece implicar el lenguaje), si es la prueba lo que los purifica y los emblanquece? El lenguaje describe indudablemente un proceso que se repite muchas veces en la experiencia de aquellos que, durante ese tiempo van recibiendo una preparación para la venida del Señor y su reino. Son purificados y emblanquecidos, en comparación con su condición anterior. Luego son nuevamente probados. Les son impuestas pruebas mayores. Si las soportan, continúa la obra de purificación hasta que alcanzan un carácter más puro. Después de llegar a este estado, son probados otra vez, y aun más purificados y emblanquecidos. Así continúa el proceso hasta que desarrollan un carácter que resistirá la prueba del día del juicio y llegan a una condición espiritual que ya no necesite otras pruebas.

VERS. 11: Y desde el tiempo que fuere quitado el continuo sacrificio hasta la abominación espantosa, habrá mil doscientos y noventa días.

1.290 días proféticos.--Aquí se introduce un nuevo período profético, a saber el de los 1.290 días, que según la autoridad bíblica debe representar el mismo número de años literales. Por el contexto, algunos han deducido que este período se inicia con el establecimiento de la prevaricación asoladora, o sea el poder papal, en el año 538, y por consiguiente se extendería hasta 1828. Nada encontramos en esta última fecha que señale la terminación de un período tal, pero hallamos pruebas de que dicho período se inicia antes de que se establezca la abominación papal. Un estudio del original hebreo nos indica que el pasaje debiera leerse así:

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"Desde el tiempo en que será quitado el continuo para establecer la prevaricación asoladora, habrá 1.290 días."

El año 508 de nuestra era.--No se nos dice directamente hasta qué suceso llegan los 1.290 días; pero por cuanto su comienzo queda señalado por una obra que ha de preparar el terreno para el establecimiento del papado, es natural concluir que su fin quedará señalado por la cesación de la supremacía papal. Si desde 1798 nos remontamos para atrás 1.290 años, llegamos al año 508. Este período se menciona indudablemente para revelar la fecha en que fué quitado el continuo, y es el único que lo revela. Por lo tanto, los dos períodos, el de 1.290 días y el de 1.260 días, terminan juntos en 1798. El último empieza en 538, y el primero en 508, es decir treinta años antes. A continuación daremos algunas citas históricas que hablan en favor de la fecha 508.

El bautismo de Clodoveo.--"En cuanto a los escritos de Anastasio, . . . hay uno que él dirigió a Clodoveo, rey de los francos, para felicitar a ese príncipe por su conversión a la religión cristiana. Porque Clodoveo, primer rey cristiano de los francos, fué bautizado el día de Navidad de 496, el mismo día, según algunos, en que el papa fué ordenado."[3]

Tomás Hodgkin dice:

"El resultado de esta ceremonia fué que cambió las relaciones políticas de todo estado de las Galias. Aunque los francos se encontraban entre las tribus más incultas y menos civilizadas que hubiesen cruzado el Rin en dirección al oeste, como católicos ya les estaba asegurada la bienvenida del clero católico en toda ciudad, y adónde iba el clero, seguían generalmente los provinciales 'romanos,' o en otras palabras los laicos que hablaban latín. Inmediatamente después de su bautismo Clodoveo recibió una carta de entusiasta bienvenida al verdadero redil, escrita por Avito, obispo de Viena, el eclesiástico más eminente del reino burgundio."[4]

Clodoveo, el primer príncipe católico.--"Es de observar que Clodoveo era en aquel tiempo (496) el único príncipe católico

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del mundo conocido en el sentido que se le daba entonces a la palabra católico. Anastasio, emperador del Oriente, profesaba el eutiquismo. Teodorico, rey de los ostrogodos en Italia, Alarico, rey de los visigodos, y dueño de toda España, y de la tercera parte de Galia, así como los reyes de los burgundios, suevos y vándalos, en las Galias, España y Africa, eran todos celosos discípulos de Arrio. En cuanto a los otros reyes de los francos establecidos en las Galias, eran todavía paganos. Clodoveo no era solamente el único príncipe católico del mundo en ese tiempo, sino que fué el primer rey que abrazó la religión católica; y esto granjeó al rey de Francia el título de 'Cristianísima Majestad,' y el de 'Hijo Mayor de la Iglesia.' Pero si hubiésemos de comparar la conducta y las acciones de Clodoveo, el católico, con las del rey arrio Teodorico, esta comparación no redundaría en manera alguna en honor de la fe católica."[5]

Los príncipes arrianos hadan peligrar a los papas.--Efraín Emerton, que fué profesor en la Universidad de Harvard dice:

"Para el tiempo en que los francos hubieron peleado la batalla de Estrasburgo, los obispos de la ciudad de Roma habían llegado a ser considerados como los dirigentes de la iglesia en lo que había sido el Imperio Occidental. Habían llegado a llamarse papas, y estaban procurando dominar la iglesia de occidente como un rey solía gobernar a su pueblo. Hemos visto cuanto respeto podía un papa venerable como León infundir a rudos destructores como Atila y Gaiserico. Pero los papas habían sido siempre devotos católicos, opuestos al arrianismo dondequiera que apareciese. En el momento de la conversión del rey franco se hallaban en constante peligro de parte de los ostrogodos arrianos que se habían asentado firmemente en Italia. Teodorico no había molestado la religión de Roma, pero podría levantarse un nuevo rey que procurase imponer el arrianismo sobre toda Italia. El papa se regocijó pues en gran manera al saber que al convertirse recientemente los francos habían aceptado su forma de creencia cristiana. Se manifestó dispuesto a bendecir toda empresa suya como obra

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de Dios, con tal que se dirigiese contra los arrianos a quienes consideraba peores que los paganos. Así se inició, entre el papado romano y el reino franco, ya hacia el año 500, un entendimiento que había de madurar en íntima alianza y contribuir mucho a encauzar toda la historia futura de Europa."[6]

La conversión de Clodoveo fué un contratiempo para los arrianos.--"El acontecimiento que intensificó los temores de todos estos reyes arrianos, y que no dejó a cada uno de ellos otra esperanza que la de ser el último que fuera devorado, fué la conversión al catolicismo de Clodoveo, el rey pagano de los francos."[7]

Una liga bárbara contra Clodoveo.--"Los reyes de los bárbaros fueron . . . invitados a unirse en una 'liga de paz,' a fin de detener las agresiones ilícitas de Clodoveo que los hacía peligrar a todos."[8]

"Formar una confederación tal y vincular a todas las antiguas monarquías arrianas contra este estado católico ambicioso que amenazaba absorberlas a todas, fué entonces el propósito principal de Teodorico."[9]

Clodoveo inicia una guerra religiosa.--"La acción diplomática de Teodorico fué impotente para impedir la guerra; hasta puede ser que estimuló a Clodoveo a golpear rápidamente antes que se pudiese formar contra él una coalición hostil. En una asamblea de su nación (tal vez el 'Campo de Marte'), a principio de 507, declaró impetuosamente: 'Considero muy gravoso que estos arrianos dominen una parte tan grande de las Galias. Vayamos y venzámoslos con la ayuda de Dios, y sometamos la tierra.' Lo dicho agradó a toda la multitud, y el ejército reunido marchó hacia el sur hasta el Loira."[10]

Clodoveo derrota a los visigodos.--"La siguiente campana del rey franco tuvo mucho mayor importancia y éxito. Estaba empeñado en probar su fortuna contra el joven rey de los visigodos,

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cúya debilidad personal e impopularidad para con sus súbditos romanos le tentaron a invadir la Aquitania. Parecería que Clodoveo eligió cuidadosamente como casus belli las persecuciones arrianas de Alarico, que, como su padre Eurico, era mal señor para sus súbditos católicos. . .. En 507 Clodoveo declaró la guerra a los visigodos."[11]

"No se sabe porqué la explosión se demoró hasta el año 507. Que el rey de los francos fué el agresor es cosa cierta. Halló fácilmente un pretexto para iniciar la guerra como campeón y protector del cristianismo católico contra las medidas absolutamente justas que Alarico tomaba contra su clero ortodoxo traicionero. . . . En la primavera de 507, él [Clodoveo] cruzó repentinamente el Loira y marchó hacia Poitiers. . . . A quince kilómetros de Poitiers, los visigodos habían ocupado sus posiciones. Alarico postergó el comienzo de la batalla porque aguardaba las tropas ostrogodas, pero como éstas habían quedado estorbadas por la aparición de una flota bizantina en aguas italianas, resolvió pelear en vez de batirse en retirada, como le aconsejaba la prudencia. Después de un corto combate, los godos se dieron a la fuga. Durante la persecución murió el rey de los godos, se dice que por mano de Clodoveo (507). Con esta derrota, terminó para siempre el dominio de los visigodos en Galia."[12]

"Es evidente, por el lenguaje de Gregorio de Tours, que este conflicto entre los francos y los visigodos fué considerado por el partido ortodoxo de su tiempo y de otros anteriores, como una guerra religiosa, de la cual, desde el punto de vista humano, dependía que prevaleciera el credo católico o el arriano en la Europa occidental."[13]

"508. Poco después de estos sucesos, Clodoveo recibió del emperador griego Anastasio los títulos y la dignidad de patricio y cónsul romano; aunque parece que al otorgarlos el emperador fué impulsado más por sus celos y odio hacia Teodorico el ostrogodo que por el amor que tenía hacia el franco inquieto y

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usurpador. El significado de estos títulos anticuados, en cuanto a su aplicación a los que no tenían ninguna relación directa con cualquier división del Imperio Romano, no ha sido nunca explicado suficientemente. . . . El sol de Roma se había puesto. Pero descansaba todavía sobre el mundo el crepúsculo de su grandeza. Los reyes y guerreros germanos recibían con placer, y llevaban con orgullo un título que los ponía en relación con aquella ciudad imperial, de cuyo dominio universal, de cuya habilidad en el manejo de las armas y en las artes, veían por doquiera los vestigios en derredor suyo."[14]

"En 508 Clodoveo recibió en Tours las insignias del consulado que le enviara el emperador oriental Anastasio, pero el título era puramente honorífico. Los últimos años de su vida Clodoveo los pasó en París, que hizo capital de su reino."[15]

Fin de la resistencia arriana.--Había sido eliminado el reino visigodo, pero quedaba todavía la liga de las potencias arrianas bajo Teodorico. Alarico había contado con la ayuda de Teodorico, pero ella le faltó. Al año siguiente, en 508, Teodorico se dirigió contra Clodoveo y ganó la victoria, después de lo cual hizo inexplicablemente la paz con él, y terminó la resistencia de las potencias arrianas.[16]

Significado de las victorias de Clodoveo.--La eminencia que Clodoveo había alcanzado en el año 508, y el significado de sus victorias para el futuro de Europa y de la iglesia, eran tan grandes que los historiadores no pueden pasarlas por alto sin hacer comentarios. "No fué la suya una conquista temporal. El reino de los godos occidentales y de los burgundios habían pasado a ser el reino de los francos. Habían llegado finalmente invasores que iban a permanecer. Estaba decidido que los francos, y no los godos, habían de dirigir los designios futuros de Galia y Alemania, y que la fe católica, y no el arrianismo, había de ser la religión de esos grandes reinos."[17]

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"Clodoveo fué el primero que unió todos los elementos de los cuales se había de formar el nuevo orden social, a saber los bárbaros, a quienes estableció en el poder; la civilización romana, a la cual tributó homenaje recibiendo las insignias de patricio y de cónsul de manos del emperador Anastasio; y finalmente la iglesia católica, con la que formó la alianza fructífera que continuaron sus sucesores."[18]

Preparó la alianza de la Iglesia con el Estado.--"En él [Clodoveo] se unían dos religiones, y dos épocas del mundo. Cuando él nació, el mundo romano era todavía una potencia; su muerte señala el amanecer de la Edad Media. El ocupó el puesto vacante del emperador oriental, y preparó el camino para lo que Carlomagno perfeccionó: la fusión de la civilización romana con la germana, la alianza de la Iglesia y el Estado."[19]

Clodoveo salvo a la iglesia del paganismo y del arrianismo.-- "El [Clodoveo] había demostrado en todas las ocasiones que era un implacable forajido, conquistador codicioso, tirano sanguinario; pero por su conversión había preparado el triunfo del catolicismo; salvó a la iglesia romana de los escollos de Escila y Caribdis, que eran la herejía y el paganismo, la asentó sobre una roca en el mismo centro de Europa, y fijó sus doctrinas y tradiciones en los corazones de los conquistadores del Occidente."[20]

Fundamento de la iglesia medioeval.--"Los resultados de la ocupación de la Galia [por los francos] fueron tan importantes, el imperio que fundaron, su alianza con la iglesia, sus nociones legales y sus instituciones políticas, todo esto ejerció una influencia tan decisiva sobre el futuro que su historia merece consideración aparte. . . . A ellos pasó la herencia política del Imperio Romano; a ellos les incumbió el honor de recogerla y transmitirla toscamente en verdad, y mucho menos extensa y efectivamente; pero fué, sin embargo, la suya una continuación real de la obra política que Roma había estado haciendo. Ellos solos representan aquella unidad que Roma había establecido, y en cuanto esa

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unidad se conservó como hecho definido, fueron los francos los que la mantuvieron. . . . Su carrera se inicia tan sólo a fines del siglo V, y entonces, como sucede a menudo en casos similares, es el genio de un hombre, un gran caudillo, el que crea la nación. . . . Clodoveo . . . aparece como uno de los grandes espíritus creadores que dan una nueva dirección a las corrientes de la historia. . . . El tercer paso de gran importancia en este proceso de unión fué dado también por Clodoveo. Una institución, producida en el mundo antiguo antes que los germanos entrasen en él, había nacido con vida vigorosa y amplia influencia, hasta, en verdad, con poder que crecía lentamente, a través de todos los cambios de este período caótico. Había de ser en lo futuro un poder aun mayor y ejercer una influencia aun más amplia y más permanente que la de los francos. . . . Era la iglesia romana. Había de ser la gran potencia eclesiástica del futuro. Era, por lo tanto, una cuestión muy esencial el saber si los francos, que iban a desarrollarse por su parte en la gran potencia política del futuro, iban a ser aliados con esta otra potencia u opuestos a ella. . . .

"Esta cuestión la decidió Clodoveo, no mucho después de comenzar su carrera, al convertirse al cristianismo católico. . . . En estas tres maneras, por lo tanto, ejerció Clodoveo una influencia creadora sobre el futuro. Unió los romanos y los germanos sobre una base de igualdad, y conservaron ambos pueblos la fuente de su fuerza para formar una nueva civilización. Fundó una potencia política que había de unir en sí casi todo el continente, y acabar con el período de las invasiones. Estableció la estrecha alianza entre las dos grandes fuerzas controladoras del futuro, los dos imperios que continuaron la unidad que Roma había creado, el imperio político y el eclesiástico."[21]

Así en el año 508 terminó la resistencia unida que se oponía al desarrollo del papado. La cuestión de la supremacía entre los francos y los godos, entre la religión católica y la arriana, había quedado decidida en favor de los católicos.

VERS. 12, 13: Bienaventurado el que esperare, y llegare hasta mil

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trescientos treinta y cinco días. Y tú irás al fin, y reposarás, y te levantarás en tu suerte al fin de los días.

Los 1.335 días proféticos.--Se introduce aquí otro período profético aún, que abarca 1.335 años. ¿Podemos decir cuándo principia y termina? Los únicos indicios que tenemos para ello, estriban en el hecho de que se nos habla de él en relación inmediata con los 1.290 años, que empezaban en 508, según se ha demostrado. Desde ese punto habrá, dice el profeta, 1.290 días. La frase que sigue dice; "Bienaventurado el que esperare, y llegare hasta mil trescientos treinta y cinco días." Pero ¿desde qué punto? Desde el mismo punto, indudablemente, que aquel del cual parten los 1.290 años, a saber 508. A menos que se los cuente desde ese punto, es imposible localizarlos, y debemos exceptuarlos de la profecía de Daniel cuando le aplicamos la palabra de Cristo: "El que lee, entienda." (Mateo 24:15.) Desde ese punto se extenderían hasta 1843, porque 1.335 añadidos a 508 nos dan 1843. Iniciándolos en la primavera de la primera fecha, llegan hasta la primavera de la última.

Pero puede ser que alguien pregunte: ¿Cómo sabemos que terminaron ya si al final de esos días Daniel se levanta en su suerte, lo cual, entienden algunos, significa que resucita de los muertos? Esta pregunta se basa en una equivocación doble. En primer lugar, se afirma que los días al fin de los cuales Daniel se levanta en su suerte, son los 1.335 días; y en segundo lugar, que el levantamiento de Daniel en su suerte es su resurrección, afirmación que tampoco puede sostenerse. La única cosa prometida para el fin de los 1.335 días es una bendición para los que aguarden y lleguen hasta entonces; es decir para los que estén vivos entonces. ¿Qué es esta bienaventuranza? Al mirar el año 1843, cuando fenecieron esos años, ¿qué contemplamos? Vemos un notable cumplimiento de la profecía en la gran proclamación de la segunda venida de Cristo, Unos 45 años antes empezó el tiempo del fin, el libro fué abierto, y empezó a aumentar la luz. Hacia 1843, culminó en gran manera la luz que había venido derramándose sobre los diversos temas proféticos. La proclamación se realizó con gran poder. La doctrina nueva y conmovedora

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del establecimiento del reino de Dios sacudió el mundo. Una nueva vida fué impartida a los verdaderos discípulos de Cristo. Los incrédulos quedaron condenados, las iglesias eran probadas, y se produjo un despertar que no ha tenido parangón desde entonces.

¿Fué ésta la bendición? Escuchemos las palabras del Salvador: "Bienaventurados vuestros ojos-dijo a sus discípulos,- porque ven; y vuestros oídos, porque oyen." (Mateo 13:16.) También dijo a sus discípulos que los profetas y los reyes habían deseado ver las cosas que ellos veían y no las habían visto. Pero les dijo: "Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis." Si en los días de Cristo una luz nueva y gloriosa era una bendición para los que la recibían, ¿por qué no sería lo mismo en 1843?

Puede objetarse que aquellos que participaban en este movimiento quedaron chasqueados en su expectativa; así también les sucedió a los discípulos de Cristo en ocasión de su primera venida. Ellos lo aclamaron cuando entró triunfalmente en Jerusalén, esperando que tomaría el reino. Pero el único trono al cual subió fué la cruz, y en vez de ser admitido como rey en un palacio, su cuerpo inerte fué acostado en la tumba nueva de José. Sin embargo, sus discípulos eran "bienaventurados" por haber recibido las verdades que habían oído.

Se puede objetar también que no era una bienaventuranza de suficiente importancia para señalarla por un período profético. ¿Por qué no, ya que el período en el cual ha de producirse, el tiempo del fin, es introducido por un período profético; ya que nuestro Señor, en el versículo 14 de su gran profecía de Mateo 24, anuncia este movimiento en forma especial; y ya que se lo presenta también en Apocalipsis 14:6, 7, bajo el símbolo de un ángel que volaba por en medio del cielo con un anuncio especial del Evangelio eterno a los habitantes de la tierra? Por cierto que la Biblia da mucha importancia a este movimiento.

Dos cuestiones más deben notarse brevemente: ¿Cuáles son los días a los cuales se refiere el versículo 13? ¿Qué significa que Daniel haya de estar en su suerte? Los que aseguran que los días

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son los 1.335 años se ven inducidos a darles esta aplicación porque no retroceden más atrás que el versículo anterior, dónde se menciona los 1.335 días; mientras que para interpretar esos días tan indefinidamente introducidos, debiera considerarse ciertamente todo el alcance de la profecía desde el capítulo 8 de Daniel. Los capítulos 9, lo, 11 y 12 son claramente una continuación y explicación de la visión de Daniel 8; de ahí que podemos decir que en la visión del capítulo 8, según la hemos seguido y explicado, hay cuatro períodos proféticos: los 2.300 días, los 1.260, los 1.290 y los 1.335. El primer período es el principal y el más largo; los demás son partes intermediarias y subdivisiones de él. Ahora, cuando el ángel dice a Daniel, al concluir sus instrucciones, que estará en su suerte al fin de los días, sin especificar qué período quería decir, ¿no se habría de dirigir naturalmente la atención de Daniel al período principal y más largo, los 2.300 días, más bien que a cualquiera de sus subdivisiones? Si tal es el caso, los 2.300 días son el período que se quiere indicar. La traducción de los Setenta parece apuntar claramente en esta dirección, pues dice: "Pero tú ve por tu camino y descansa; porque hay todavía días y sazones hasta el pleno cumplimiento [de estas cosas]; y te levantarás en tu suerte al fin de los días." Esto nos recuerda ciertamente el largo período contenido en la primera visión, en cuya relación fueron dadas las instrucciones subsiguientes.

Como ya se ha demostrado, los 2.300 días terminaron en 1844, y nos llevaron a la purificación del santuario. ¿Cómo se levantó Daniel en su suerte en ese tiempo? En la persona de su Abogado, nuestro gran Sumo Sacerdote, que presenta los casos de los justos para que sean aceptados por su Padre. La palabra traducida aquí "suerte" se refiere a las "decisiones" de la suerte; o las "determinaciones de la Providencia." Al fin de los días, la suerte había de ser echada, por así decirlo. En otras palabras, debía determinarse quiénes serán tenidos por dignos de entrar en posesión de la herencia celestial. Cuando el caso de Daniel se presenta para ser examinado, se le encuentra justo, y permanece en pie; le es asignado un lugar en la Canaán celestial.

Cuando Israel estaba por entrar en la tierra prometida, se

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echaron suertes, y a cada tribu le fué asignada su posesión. Las tribus estuvieron así en sus "suertes" respectivas mucho antes de entrar en posesión real de la tierra. El tiempo de la purificación del santuario corresponde a este período de la historia de Israel. Estamos ahora en los umbrales de la Canaán celestial, y se están haciendo las decisiones que asignan a algunos un lugar en el reino, y privan a otros para siempre de dicho lugar. La decisión de su caso, le asegura a Daniel la porción de la herencia celestial que le toca. Con él estarán también de pie todos los fieles. Cuando este consagrado siervo de Dios, que llenó toda su larga vida con nobles acciones de servicio a su Hacedor, aun mientras llevaba los más pesados cuidados de este mundo, entre en su recompensa por haber hecho el bien, nosotros también podremos entrar con él en la tierra del reposo.

Pondremos fin a nuestras consideraciones sobre este libro con la observación de que nos ha proporcionado no poca satisfacción dedicar tiempo y estudio a sus profecías maravillosas y a contemplar el carácter de su autor, hombre muy amado y el más ilustre de los profetas. Dios no hace acepción de personas, y quienes manifiesten un carácter como el de Daniel verán manifestarse sobre su vida el favor divino en forma tan señalada como lo recibió él. Emulemos sus virtudes a fin de que como él, podamos tener la aprobación de Dios mientras vivimos en esta tierra, y podamos morar durante la vida venidera entre las creaciones de su gloria infinita.

[1] James H. Jeans. "The Stars in Their Courses," pág. 165.

[2] Enoc Fitch Burr, "Ecce Coelum," pág. 136.

[3] Archibaldo Bower, "The History of the Popes," tomo 1, pág. 395.

[4] Tomás Hodgkin, "Theodoric the Goth," págs. 190, 191.

[5] Archibaldo Bower, "The History of the Popes," tomo I, nota al píe de pág. 396. Véase también Enrique Hart Milman, "History of Latin Christianity tomo I, págs. 381-388. la pág. 296. Véase también Enrique tomo 1, págs. 381-388.

[6] Efraín Emerton, "Introduction to the Study of the Middle Ases." págs, 65, 66.

[7] Tomás Hodgkin, "Theodoric the Goth," pág- 186.

[8] Id., págs. 198, 199.

[9] Id., pág. 194.

[10] Id., pág. 199.

[11] Carlos Oman, "The Dark Ages," pág. 62.

[12] "The Cambridge Medieval History," tomo 1, pág. 286. Con autorización de los edit ores en los Estados Unidos, Macmillan Company.

[13] Gualterio C. Perry, "The Franks. From Their First Appearance in History to the Death of King Pepin." pág. 85.

[14] Id., págs. 88, 89.

[15] Encyclopoedia Britannica, 11a ed., art. "Clodoveo," tomo 6, pág. 563.

[16] Véase Tomás Hodgkin, "Theodoric the Goth," págs. 202, 203 ; Nugent Robinson. "A History of the World," tomo I, págs. 75-79, 81, 82.

[17] Ricardo W. Church, "The Beginning of the Middle Ages," págs. 38, 39.

[18] Victor Duruy, "The History of the Middle Ages," pág. 32.

[19] Julio von Pflugk-Harttung, "A History of All Nations," tomo 7, pág. 72.

[20] Gualterio C. Perry, "The Franks, From Their First Appearance History to the Death of King Pepin," pág. 97.

[21] Jorge Burton Adams, "Civilization During the Middle Ages," págs. 137-144.

Las Profecías de Daniel y Del Apocalipsis: Indice de los Capitulos
Las Profecías de Daniel y Del Apocalipsis (Tomo I), Capitulo 11: El Futuro Desenvuelto
Las Profecías de Daniel y Del Apocalipsis (Tomo II): Introducción (Apocalipsis)
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Las Profecías de Daniel y Del Apocalipsis (Tomo I y Tomo II) by Urías Smith (Copyright 1949; Edición Revisada 1977, 1979) was originally published by the Pacific Press Publishing Association, 1350 N. Kings Road, Nampa, Idaho 83687 USA, a wholly owned and operated Seventh-day Adventist publishing house. The electronic text for Las Profecías de Daniel y Del Apocalipsis by Urías Smith was not supplied by the Pacific Press Publishing Association. However, their permission was requested and secured to freely distribute it.

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