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Capitulo II

Las Cartas de Jesús a las Iglesias

EN EL primer capítulo, el profeta bosquejó el tema de las siete iglesias y su ministerio, representadas las primeras por los siete candeleros y el último por las siete estrellas. Ahora considera a cada iglesia en particular, y escribe el mensaje que le está destinado, dirigiendo en cada caso la epístola al ángel de la iglesia, o sea su ministerio.

VERS. 1-7: Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el cual anda en medio de los siete candeleros de oro, dice estas cosas: Yo sé tus obras, y tu trabajo y paciencia; y que tú no puedes sufrir los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado por mi nombre, y no has desfallecido. Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré presto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Mas tienes esto, que aborreces los hechos de los Nicolaítas; los cuales yo también aborrezco. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.

La iglesia de Efeso.--En las observaciones referentes a Apocalipsis 1:4, se han presentado algunas de las razones por las cuales los mensajes dirigidos a las siete iglesias deben considerarse como proféticos y aplicables a siete períodos distintos que abarcan la era cristiana. Puede añadirse aquí que esta opinión no es nueva. Tomás Newton dice: "Muchos contienden, y entre ellos hombres tan sabios como Moro y Vitringa, que las siete epístolas son proféticas de otros tantos períodos sucesivos y estados de la iglesia desde el comienzo hasta la conclusión de todo."[1]

Tomás Scott dice: "Muchos expositores se han imaginado que estas epístolas dirigidas a las siete iglesias eran profecías bíblicas

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de siete períodos distintos, en los cuales se iba a dividir todo el plazo desde el tiempo de los apóstoles hasta el fin del mundo."[2]

Aunque ni Newton ni Scott apoyan esta opinión, su testimonio demuestra que la habían albergado muchos expositores. Dos de ellos dicen:

"El más antiguo comentador del Apocalipsis cuya obra haya llegado hasta nosotros, fué Victorino, obispo de Pettau, o Petavio, que sufrió el martirio en el año 303. Era contemporáneo de Ireneo, y hombre de piedad y diligencia en la presentación de las enseñanzas de las Escrituras, y vigoroso en su percepción del significado de los escritores sagrados. Con excepción de algunos fragmentos, la mayor parte de sus escritos se ha perdido. Sobreviven sus comentarios del Apocalipsis, en un texto menos puro de lo que podríamos desear, pero bastan para darnos el resumen de sus opiniones. En su Scholia in Apocalypsin, dice que lo que Juan dirige a una iglesia lo dirige a todas; que Pablo fué el primero en enseñar que hay siete Iglesias en el mundo entero, y que las siete Iglesias nombradas representan la Iglesia Católica [universal]; y que Juan, a fin de observar el mismo método, no se había excedido del número de siete.

"Lo que Victorino quiere decir es que Pablo, al escribir a siete Iglesias, y solamente a siete, quería dar a entender que todas las iglesias de todos los tiempos quedan abarcadas en las siete; y que, de la misma manera, las siete Iglesias del Apocalipsis están destinadas a abarcar todas las iglesias del mundo: es decir la Iglesia Católica [universal] de todas las edades. Tal era también la opinión de Ticonio, en el siglo IV; de Aretas de Capadocia y Primasio de Adrumeto, en el VI; y de Vitringa, Mede, Moro, Girdlestone y muchos otros teólogos de épocas ulteriores."[3]

"Mede expuso las Siete Epístolas como proféticas de las Siete Edades de la Iglesia, en forma tal que todo lo bueno se hallase allí profetizado acerca de ella y todo lo malo acerca de Roma (véase Trench, loc. cit., pág. 228). Más tarde aún, Vitringa expuso las epístolas según el mismo principio; y escribe (págs.

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32-36): 'Existimo Spiritum S. sub typo et emblemate Septem Ecclesiarum Asiae nobis . . . voluisse depingere septem vanantes status Ecclesiae Christianae . . . usque ad Adventum Domini'; añadiendo 'demonstratur illas Prophetice non Dogmatice esse exponendas.'

"Mede (en sus 'Obras,' Advert, cap. 10, pág. 905) presenta más ampliamente su opinión como sigue: 'Si consideramos que su número es siete, que es un número de revolución de veces, o si consideramos la elección del Espíritu Santo que no abarca todas las iglesias ni siquiera las más famosas del mundo, como Antioquía, Alejandría, Roma, . . . si se consideran bien estas cosas, ¿no puede verse que estas siete iglesias, además de su aspecto literal, estaban destinadas a ser como modelos y figuras de las diversas edades de la iglesia católica desde el principio hasta el fin? De manera que estas siete iglesias serían para nosotros muestras proféticas de siete temperamentos y estados sucesivos de toda la iglesia visible según sus diversas edades. . . . Y si esto se concede . . . entonces ciertamente la Primera Iglesia (o sea el estado efesio) debe ser la primera, y la última será la postrera. . . . La mención de los falsos judíos y la sinagoga de Satanás (en Apocalipsis 2) al hablar a las cinco iglesias del medio, indica que pertenecen a los tiempos de la Bestia y Babilonia. Y en cuanto a la sexta en especial tenemos un carácter adecuado donde situarla; a saber, parcialmente hacia el tiempo en que la Bestia cae, y parcialmente después de su destrucción, cuando viene la Nueva Jerusalén.' "[4]

De los autores citados se desprende que lo que indujo a los comentadores de tiempos más modernos a descartar la opinión que atribuía una naturaleza profética a los mensajes de las siete iglesias, es la doctrina comparativamente reciente y antibíblica del milenario temporal. La última condición de la iglesia, según se describe en Apocalipsis 3:15-17, se considera incompatible con el estado glorioso de cosas que ha de existir en esta tierra durante mil años, cuando todo el mundo se haya convertido a Dios. En

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este caso, como en muchos otros, se procura que la opinión bíblica se adapte a otra más agradable. Como en los tiempos antiguos, los corazones humanos siguen amando las cosas lisonjeras, y sus oídos se mantienen siempre abiertos favorablemente para los que predicen la paz.

La primera iglesia nombrada es Efeso. Según la interpretación que damos aquí, este símbolo abarcaría el primer período de la iglesia, o sea el apostólico. La definición de la palabra "Efeso" es "deseable," palabra que describe fielmente el carácter y la condición de la iglesia durante su primera etapa. Los cristianos primitivos habían recibido la doctrina de Cristo en toda su pureza. Disfrutaban los beneficios de los dones del Espíritu Santo. Se distinguían por sus obras, labores y paciencia. Fieles a los principios puros enseñados por Cristo, no podían soportar a los que obraban mal, y probaban a los falsos apóstoles, descubrían cuál era su verdadero carácter y los hallaban mentirosos. No tenemos evidencia de que la iglesia literal de Efeso hiciese esto en mayor escala que otras iglesias de aquel tiempo. No lo da a entender el apóstol Pablo en la epístola que dirige a esa iglesia. Era una obra que toda la iglesia cristiana realizaba en aquel tiempo; y era muy propio que lo hiciese. (Véase Hechos 15:2; 2 Corintios 11:13.)

El ángel de la iglesia.--El ángel de una iglesia debe representar un mensajero o ministro de aquella iglesia. Como cada iglesia abarca cierto plazo, el ángel de cada iglesia debe representar al ministerio, o sea a todos los verdaderos ministros de Cristo durante el período abarcado por esa iglesia. Por el hecho de que los diferentes mensajes iban dirigidos a los ministros, no deben entenderse como aplicables a ellos solos, sino que se dirigen apropiadamente a la iglesia por su intermedio.

Una causa de queja.--"Tengo contra ti--dice Cristo--que has dejado tu primer amor." "El abandono del primer amor es tan merecedor de una amonestación como el apartarse de una doctrina fundamental o de la moralidad bíblica. No se acusa aquí a la iglesia de haber caído de la gracia, ni de haber dejado que se extinguiese su amor, sino de que éste disminuyó. No hay celo

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ni sufrimiento que pueda expiar la falta del primer amor."[5] Nunca debe llegar en la experiencia del cristiano la ocasión en que, si se le interroga acerca de cuál es el momento de su mayor amor hacia Cristo, no pueda decir: "El actual." Pero si llega una ocasión tal, entonces debe recordar de dónde cayó, meditar en ello, evocar cuidadosamente el estado de su anterior aceptación con Dios, y apresurarse a arrepentirse y desandar sus pasos hasta llegar a aquella posición deseable. El amor, como la fe, se manifiesta por las obras; y el primer amor, cuando se alcance, producirá siempre sus correspondientes obras.

La amonestación.--"Vendré presto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido." La venida mencionada aquí debe ser una venida figurativa. Significa juicio o castigo, por cuanto es condicional. El quitamiento del candelero significa que se privará a la iglesia de la luz y las ventajas del Evangelio para confiarlas a otras manos, a menos que ella desempeñe mejor las responsabilidades de su cometido. Significa que Cristo rechaza a sus miembros como representantes suyos que han de llevar la luz de su verdad y Evangelio ante el mundo. Esta amenaza se aplica tanto a los miembros individuales como a la iglesia en conjunto. No sabemos cuántos de los que profesaban el cristianismo durante ese período fueron deficientes y rechazados, pero indudablemente fueron muchos. Así fueron siguiendo las cosas, permaneciendo algunos firmes, apostatando otros, y dejando de transmitir luz al mundo; pero nuevos conversos llenaban mientras tanto las vacantes dejadas por la muerte y la apostasía, hasta que la iglesia alcanzó en su experiencia una nueva era, señalada por otro período de su historia, y abarcada por otro mensaje.

Los nicolaítas.--¡Cuán dispuesto está Cristo a elogiar a su pueblo por cualesquiera buenas cualidades que posean! Si hay algo que él aprueba, lo menciona primero. En este mensaje a la iglesia de Efeso, después de mencionar primero sus características elogiosas, y luego sus fracasos, como si no quisiera pasar por alto ninguna de sus buenas cualidades, dice que sus miembros aborrecían las acciones de los nicolaítas, que él también aborrecía. Las

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doctrinas de los mismos se condenan en el vers. 15. Parece que eran personas cuyas acciones y doctrinas eran abominación para el cielo. Su origen es en cierto modo dudoso. Algunos dicen que provenían de Nicolás de Antioquía, uno de los siete diáconos, (Hechos 6:5); otros aseguran que le atribuían a él el origen de sus doctrinas para tener el prestigio de su nombre, mientras que una tercera opinión es que la secta recibió su nombre de cierto Nicolás de fecha ulterior. La última teoría es probablemente la más correcta. En cuanto a sus doctrinas y prácticas, parecería que preconizaban la comunidad de esposas, consideraban con indiferencia el adulterio y la fornicación, y permitían que se comiesen cosas ofrecidas a los ídolos. (Véanse Clarke, Kitto, y otros comentadores.)

La invitación a prestar atención.--"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias." Esta es una manera solemne de atraer la atención universal a lo que es de importancia general y portentosa. Se dirige el mismo lenguaje a cada una de las siete iglesias. Cristo, cuando estuvo en la tierra, empleó la misma forma de hablar al llamar la atención de la gente a las más importantes de sus enseñanzas. La usó con referencia a la misión de Juan (Mateo 11:15), la parábola del sembrador (Mateo 13:9), y la parábola de la cizaña, que recalcaba el fin del mundo (Mateo 13:43). También se usa en relación con el cumplimiento de una profecía importante en Apocalipsis 13:9.

La promesa hecha al vencedor.--Al vencedor se le promete que comerá del árbol de la vida que crece en medio del paraíso, o huerto de Dios. ¿Dónde está ese paraíso? Está en el tercer ciclo. Pablo escribe, en 2 Corintios 12:2, que conocía a un hombre (se refería a sí mismo) que fué arrebatado al tercer cielo. En el vers. 4 dice que fué arrebatado al "Paraíso," lo cual nos permite sacar una sola conclusión, a saber que el Paraíso se halla en el tercer cielo. Parece que en ese Paraíso está el árbol de la vida. La Biblia presenta un solo árbol de la vida. Lo menciona seis veces; tres en Génesis, y otras tres en el Apocalipsis; pero cada vez el nombre va acompañado del artículo definido "el." Es el árbol de la vida en el primer libro de la Biblia, el árbol de la vida en el

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último; el árbol de la vida en el "Paraíso" (término usado por "huerto" en la traducción griega de Génesis), en el Edén en el principio, el árbol de la vida en el Paraíso celestial del cual habla ahora Juan. Si hay solamente un árbol, y estaba al principio en la tierra, se puede preguntar cómo es que ahora está en el cielo. La respuesta es que debe haber sido llevado al Paraíso celestial. La única manera en que un mismo cuerpo antes situado en un lugar pueda situarse en otro, consiste en que se lo transporte allí. Hay buenas razonas para creer que el árbol de la vida y el Paraíso fueron trasladados de la tierra al cielo. Un comentador observa al respecto:

"El acto de Dios al colocar querubines 'para guardar el camino del árbol de la vida" (Génesis 3:24) en el huerto de Edén, no tiene solamente su aspecto de severidad judicial, sino que es también, en cierto sentido, una promesa llena de consuelo. La morada bienaventurada de la cual se expulsó al hombre, no es aniquilada ni abandonada a la desolación y la ruina, sino retirada de la tierra y del hombre, y consignada al cuidado de los seres más perfectos de Dios, a fin de que pueda ser devuelta finalmente al hombre cuando haya sido redimido. (Apocalipsis 22:2.) E] huerto, como existió antes que Dios lo plantara y adornara, cayó bajo la maldición, como el resto de la tierra, pero el aditamento celestial y paradisíaco fué eximido y confiado a los querubines. El Paraíso verdadero (ideal) ha sido trasladado al mundo invisible. Por lo menos una copia simbólica de él, establecida en el lugar santísimo del tabernáculo, fué concedida al pueblo de Israel, de acuerdo con el modelo que Moisés vió en el monte (Exodo 25:9, 40); y el original mismo, como renovada habitación del hombre redimido, bajará finalmente a la tierra. (Apocalipsis 21:10.)"'[6]

Al vencedor se le promete, pues, una restauración que incluirá más de lo que Adán perdió. Esta promesa se dirige no solamente a los vencedores de aquel período de la iglesia, sino a todos los vencedores de todas las épocas, porque las grandes recompensas del cielo no tienen restricciones. Esfuérzate, lector, por

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ser vencedor, porque el que obtiene acceso al árbol de la vida en medio del Paraíso de Dios, no morirá más.

El plazo de la iglesia.--El plazo abarcado por la primera iglesia puede considerarse como el transcurrido desde la resurrección de Cristo hasta el final del primer siglo, o hasta la muerte del último de los apóstoles.

VERS. 8-11: Y escribe al ángel de la iglesia en Smirna: El primero y postrero, que fué muerto, y vivió, dice estas cosas: Yo sé tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser Judíos, y no lo son, mas son sinagoga de Satanás. No tongas ningún temor de las cosas que has de padecer. He aquí, el diablo ha de enviar algunos de vosotros a la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación de diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no recibirá daño de la muerte segunda.

La iglesia de Smirna.[*]--Se notará que al presentarse a cada iglesia, el Señor menciona algunas de sus características que lo hacen particularmente idóneo para darles el testimonio que pronuncia. A la iglesia de Smirna, que estaba por pasar por la terrible prueba de la persecución, se revela como el que estuvo muerto, pero que ahora vive. Si sus miembros estaban llamados a sellar su testimonio por su sangre, debían recordar que los contemplaban los ojos de Aquel que había participado de la misma suerte, pero había triunfado de la muerte, y podía sacarlos de la tumba a la que los hacía bajar el martirio.

Pobreza y riqueza.--"Yo sé . . . tu pobreza--le dice Cristo--(pero tú eres rico)." Esto puede parecer al principio una extraña paradoja. Pero ¿quiénes son verdaderamente ricos en este mundo? Los que son "ricos en fe" y "herederos del reino." Las riquezas de este mundo, por las cuales los hombres luchan con tanta energía, y por las cuales con frecuencia truecan la felicidad actual y la futura vida eterna, son "una moneda que no tiene curso

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en el cielo." Otro escritor ha dicho: "Hay muchos ricos pobres, y muchos pobres ricos."

"Dicen ser Judíos, y no lo son."--Es muy evidente que aquí no se usa la palabra "judío" en su sentido literal. Denota algún carácter que fué aprobado por las normas evangélicas. El lenguaje de Pablo aclara este punto. Dice: "Porque no es Judío el que lo es en manifiesto; ni la circuncisión es la que es en manifiesto en la carne: Mas es Judío [en el verdadero sentido cristiano] el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no es de los hombres, sino de Dios." (Romanos 2:28, 29. ) También dice: "Porque no todos los que son de Israel son Israelitas; ni por ser simiente de Abraham, son todos hijos." (Romanos 9:6, 7.) En Gálatas 3:28, 29, Pablo nos dice, además, que en Cristo no hay tales distinciones exteriores como las que caracterizan a los judíos o los griegos; sino que si somos de Cristo, entonces somos "simiente de Abraham" (en el verdadero sentido), y herederos según la promesa. Decir, como dicen algunos que el término "judío" no se aplica nunca a los cristianos, es contradecir todas estas declaraciones inspiradas de Pablo, y el testimonio que dirige a la iglesia de Smirna el testigo fiel y verdadero. Algunos simulaban hipócritamente ser judíos en este sentido cristiano, cuando no poseían las características necesarias. Los tales eran de la sinagoga de Satanás.

Tribulación de dies días.--Como este mensaje es profético, el tiempo mencionado en él debe considerarse también como profético. En vista de que un día profético representa un año literal, los diez días representarían diez años. Es un hecho notable que la última y la más sangrienta de las persecuciones que sufrió la iglesia cristiana, la que se inició bajo Diocleciano, duró precisamente diez años, de 303-313.

Sería difícil aplicar este lenguaje si no se consideran proféticos estos mensajes; porque en tal caso se representarían aquí solamente diez días literales. No parecería probable que una persecución de solamente diez días, o sufrida por una sola iglesia, hubiese de ser objeto de una profecía; y además no se puede encontrar mencionado un caso tal de persecución limitada. Por

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otra parte, si se aplica esta persecución a cualquiera de las notables de aquel período, ¿cómo puede decirse que le tocó a una sola iglesia? Todas las iglesias sufrieron durante esas persecuciones. No resultaría, por lo tanto, apropiado elegir un solo grupo particular, con exclusión de los demás, como el afectado por esa calamidad.

La amonestación.--"Sé fiel hasta la muerte." Algunos han querido hacer de esta expresión un argumento en favor de la recepción de la inmortalidad en el momento de la muerte. Es un argumento que no tiene peso, porque no se afirma allí que la corona de la vida sea concedida inmediatamente después de la muerte. Por consiguiente, debemos estudiar otros pasajes de la Escritura para saber cuándo se recibe la corona de la vida; y estos otros pasajes nos informan detenidamente. Pablo declara que esta corona será dada cuando aparezca Cristo (2 Timoteo 4:8); cuando suene la última trompeta (1 Corintios 15:51-54); cuando el Señor mismo descienda del cielo (1 Tesalonicenses 4:16, 17); cuando el Príncipe de los pastores aparezca, dice Pedro (1 Pedro 5:4); en la resurrección de los justos, dice Cristo (Lucas 14:14); y cuando vuelva para llevar a los suyos a las mansiones preparadas para ellos, a fin de que estén siempre con él (Juan 14:3). "Sé fiel hasta la muerte," y habiendo sido así fiel, cuando llegue el momento en que sean recompensados los santos de Dios, recibirás una corona de vida.

La promesa al vencedor.--"No recibirá daño de la muerte segunda." ¿No es el lenguaje empleado aquí por Cristo un buen comentario de lo que enseñó a sus discípulos: "No temáis a los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno"? (Mateo 10:28.) Los miembros de la iglesia de Smirna podían ser muertos aquí, pero la vida futura que se les iba a dar, ningún hombre se la podría quitar, y Dios no querrá hacerlo. Así que no debían temer a los que podrían matar el cuerpo, ni temer cosa alguna de las que habrían de sufrir, pues estaba asegurada su existencia eterna.

Significado y época de la iglesia.--Smirna significa "mirra,"

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denominación idónea para la iglesia de Dios mientras pasaba por el horno de la persecución, y era para él un "suave perfume." Pero pronto llegamos a los tiempos de Constantino, cuando la iglesia presenta una nueva fase, que hace aplicables a su historia un nombre muy diferente y otro mensaje.

De acuerdo con la aplicación que antecede, la fecha de la Iglesia de Smirna sería del año 100 al 323.

VERS. 12-17: Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos, dice estas cosas: Yo sé tus obras, y dónde moras, donde está la silla de Satanás; y retienes mi nombre, y no has negado mi fe, aun en los días en que fué Antipas mi testigo fiel, el cual ha sido muerto entre vosotros, donde Satanás mora. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: porque tú tienes ahí los que tienen la doctrina de Balaam, el cual enseñaba a Balac a poner escándalo delante de los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Así también tú tienes a los que tienen la doctrina de los Nicolaítas, lo cual yo aborrezco. Arrepiéntete, porque de otra manera vendré a ti presto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

La iglesia de Pérgamo.--No se expresó una sola palabra de condenación contra la iglesia anterior. La persecución tiende siempre a mantener a la iglesia pura, e incita a sus miembros a la piedad. Pero llegamos ahora al período representado por la iglesia de Pérgamo, durante el cual empezaron a obrar influencias que introdujeron errores y males en la iglesia.

La palabra "Pérgamo" significa "altura, elevación." Fué una época durante la cual los verdaderos siervos de Dios tuvieron que luchar contra el espíritu de política mundana, orgullo y popularidad que asomaba entre quienes profesaban seguir a Cristo, y contra las manifestaciones virulentas del misterio de iniquidad, que resultó finalmente en el pleno desarrollo del "hombre de pecado," o sea el papado. (2 Tesalonicenses 2:3.)

El elogio.--"Donde está la silla de Satanás." Cristo reconoce la situación desfavorable de su pueblo durante esa época. El

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lenguaje no tiene probablemente por fin designar una localidad. Satanás obra dondequiera que moren los cristianos. Pero hay ciertamente momentos en que obra con poder especial, y la época abarcada por la iglesia de Pérgamo fué uno de ellos. Durante ese período, se estaba corrompiendo la doctrina de Cristo, estaba obrando el misterio de iniquidad, y Satanás estaba echando los fundamentos de un estupendo sistema de apostasía: el papado. De ahí la desviación predicha por Pablo en 2 Tesalonicenses 2:3.

Es interesante notar que la ciudad de Pérgamo llegó a ser la sede del antiguo culto babilónico del sol. "Los magos caldeos tuvieron un largo período de prosperidad en Babilonia. Un pontífice designado por el soberano presidía un colegio de 72 hierofantes. . . . [Después de la ocupación medo-persa] los caldeos derrotados huyeron al Asia Menor, y establecieron su colegio central en Pérgamo, donde habían llevado consigo el Paladión de Babilonia, o piedra cúbica. Allí, libres del control del Estado, perpetuaron los ritos de su religión, e intrigando con los griegos maquinaron contra la paz del Imperio Persa."[7]

Antipas.--Hay buenos motivos para creer que este nombre se refiere a una clase de personas, y no a un individuo; porque no tenemos ni se puede hallar ahora información auténtica acerca de un personaje tal. Con respecto a esto dice Guillermo Miller:

"Se supone que Antipas no era una persona, sino una clase de hombres que se oponía en esa época al poder de los obispos, o papas, y que la palabra es una combinación de dos vocablos: 'Anti,' opuesto, y papas,' padre o papa. Muchos de esos hombres sufrieron el martirio en aquel tiempo en Constantinopla y en Roma, donde los obispos y papas empezaban a ejercer el poder que pronto sometió a los reyes de la tierra y pisoteó los derechos de la iglesia de Cristo. Y, por mi parte, no veo motivo para rechazar esta explicación de la palabra 'Antipas' en este texto, puesto que la historia de aquellos tiempos calla en absoluto acerca de un individuo así llamado."[8]

El Diccionario Bíblico de Watson dice: "La historia eclesiástica

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antigua no contiene una sola mención de este Antipas."[9] Adán Clarke alude a la existencia de un escrito llamado los "Hechos de Antipas," pero nos da a entender que no merece crédito.[10]

La causa de queja.--Las situaciones desventajosas no excusan la presencia de los males en la iglesia. Aunque esta iglesia actuaba en un momento en que Satanás elaboraba poderosas seducciones, sus miembros tenían el deber de mantenerse libres de sus malas doctrinas. De ahí que se los censure por albergar entre sí a quienes sostenían las doctrinas de Balaam y de los Nicolaítas. (Véanse los comentarios sobre los Nicolaítas en el vers. 6.) La doctrina de Balaam nos es revelada parcialmente aquí. Enseñó a Balac a poner una piedra de tropiezo delante de los hijos de Israel. (Véase el relato completo de su obra y sus resultados en Números 22:25; 31:13-16.) Parece que Balaam deseaba maldecir a Israel para obtener la rica recompensa que Balac le había ofrecido. Pero como el Señor no le permitía maldecirlo, resolvió lograr esencialmente el mismo resultado de otra manera. Aconsejó a Balac que sedujera a los israelitas por medio de las mujeres de Moab para que participasen en la celebración de los ritos idólatras y todos los actos licenciosos que los acompañaban. El plan tuvo éxito. Las abominaciones de la idolatría se difundieron por el campamento de Israel, cayó sobre éste la maldición de Dios y murieron 24.000 personas.

Las doctrinas cuya presencia en la iglesia de Pérgamo provocan una queja eran similares en su tendencia, pues llevaban a la idolatría espiritual, y a una relación ilícita entre la iglesia y el mundo. Este espíritu produjo finalmente la unión de los poderes civiles y eclesiásticos que culminó en la formación del papado.

La amonestación.--Cristo declaró que si no se arrepentían los miembros de la iglesia de Pérgamo, tomaría el asunto en sus propias manos, y vendría contra ellos (en juicio), y pelearía contra ellos (los que sostenían esas malas doctrinas); y toda la iglesia sería considerada responsable de los males que habían

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ocasionado los herejes que ella había albergado en su medio.

La promesa al vencedor.--Al vencedor se le promete que comerá del maná oculto, y recibirá la aprobación de su Señor en forma de una piedra blanca, en la cual habrá un nombre nuevo y precioso. La mayoría de los comentadores aplican el maná, la piedra blanca y el nombre nuevo, a las bendiciones espirituales que se pueden disfrutar en esta vida; pero como todas las demás promesas hechas al vencedor, éstas se refieren indudablemente al futuro y se cumplirán cuando llegue el tiempo en que los santos serán recompensados. Las siguientes explicaciones son de las más acertadas:

"Los comentadores suponen en general que esto se refiere a la antigua costumbre judicial de dejar caer una piedra negra en una urna cuando se quería expresar condenación, o una piedra blanca cuando se indultaba al prisionero. Pero éste es un acto tan distinto del descrito en el pasaje que consideramos: Le daré una piedrecita blanca,' que nos sentimos dispuestos a concordar con aquellos que piensan que se refiere más bien a una costumbre muy diferente, y no desconocida para quien haya leído los clásicos, que concuerda en forma bella y muy apropiada con el caso que tenemos delante. En tiempos primitivos, cuando resultaba difícil viajar por falta de lugares de hospedaje público, la hospitalidad era ejercida mayormente por particulares. Encontramos frecuentes rastros de ello en toda la historia, y más que en cualquier otra parte en el Antiguo Testamento. Entre las personas que eran objeto de esa hospitalidad y las que la practicaban, se trababan con frecuencia relaciones de profunda amistad y consideración mutua; y llegó a ser una costumbre bien establecida entre los griegos y los romanos facilitar a los huéspedes alguna marca particular, que se transmitía de padres a hijos y aseguraba la hospitalidad y el buen trato cuandoquiera que se la presentaba. Esta marca era generalmente una piedrecita blanca, cortada por el medio, sobre cuyas mitades el dueño de casa y su huésped escribían mutuamente sus nombres, para después intercambiarlas. La presentación de esta piedra bastaba para asegurar amistad para ellos y sus descendientes cuandoquiera que volvieran a viajar

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por la misma región, aunque es evidente que estas piedras tenían que guardarse privadamente, y ocultarse con cuidado los nombres escritos en ellas, no fuese que otras personas obtuviesen los privilegios en vez de aquellas a quienes estaban destinados.

"Cuán natural es, pues, la alusión a esta costumbre en las palabras: Le daré a comer del maná escondido;' y habiéndolo hecho, habiéndole hecho participar de mi hospitalidad, habiéndole reconocido como mi huésped, mi amigo, le regalaré la 'piedrecita blanca, y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.' Le daré una garantía de mi amistad, sagrada e inviolable, que él solo conocerá."[11]

Acerca del nuevo nombre, Juan Wesley dice muy apropiadamente: "Jacob, después de su victoria, ganó el nuevo nombre de Israel. ¿Quieres tú saber cual será tu nuevo nombre? Es muy fácil: Vence. Mientras no hayas vencido, serán vanas todas tus averiguaciones. Entonces lo leerás en la piedra blanca." [12]

La época de esa iglesia.--El período abarcado por esa iglesia se extiende desde los días de Constantino, o más bien desde su presunta conversión al cristianismo en 323 hasta el establecimiento del papado en 538.

VERS. 18-29: Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego, y sus pies semejantes al latón fino, dice estas cosas: Yo he conocido tus obras, y caridad, y servicio, y fe, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras. Mas tengo unas pocas cosas contra ti: porque permites aquella mujer Jezabel (que se dice profetisa) enseñar, y engañar a mis siervos, a fornicar, y a comer cosas ofrecidas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta de la fornicación; y no se ha arrepentido. He aquí, yo la echo en cama, y a los que adulteran con ella, en muy grande tribulación, si no se arrepintieren de sus obras: y mataré a sus hi]os con muerte; y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño los riñones y los corazones: y daré a cada uno de vosotros según sus obras. Pero yo digo a vosotros, y a los demas que estáis en Tiatira, cualesquiera que no tienen esta doctrina, y que no han conocido las profundidades de Satanás, como dicen: Yo no enviaré sobre vosotros

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otra carga. Empero la que tenéis, tenedla hasta que yo venga, y al que hubiere vencido, y hubiere guardado mis obras hasta el fin, yo le daré potestad sobre las gentes; y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantados como vaso de alfarero, como también yo he recibido de mi Padre: y le daré la estrella de la mañana. F.I que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Si el período abarcado por la iglesia de Pérgamo ha sido localizado correctamente, terminó cuando se estableció el papado en 538. La división más natural que se pueda asignar a la iglesia de Tiatira sería la duración de la supremacía papal, o sea los 1.260 años que transcurren desde 538 a 1798.

La iglesia de Tiatira.--Tiatira significa "dulce sabor de trabajo," o "sacrificio de contrición." Esto describe bien el estado de la iglesia de Jesucristo durante el largo período del triunfo y la persecución papales. Esta era que fué de espantosa tribulación para la iglesia cual nunca hubo (Mateo 24:21) mejoró la condición religiosa de los creyentes. De ahí que reciban, por sus obras, caridad, servicio, fe y paciencia, el elogio de Aquel cuyos ojos son llama de fuego. Se mencionan de nuevo las obras, como dignas de doble elogio, ya que las últimas fueron mejores que las primeras. La condición de los miembros ha mejorado; han crecido en la gracia y en todos aquellos elementos del cristianismo. Este progreso, en tales condiciones, fué elogiado por el Señor.

Esta iglesia es la única a la cual se elogia por haber mejorado en las cosas espirituales. Pero así como en la iglesia de Pérgamo las circunstancias desfavorables no excusaban la existencia de falsas doctrinas, en ésta ninguna cantidad de trabajo, caridad, servicio, fe o paciencia podía servir de compensación por la presencia de un pecado parecido. Se le dirige, pues, una reprensión por tolerar a un agente de Satanás en su medio.

La causa de queja.--"Aquella mujer Jezabel." Como en la iglesia precedente Antipas no representaba a un individuo sino a una clase de personas, "Jezabel" debe entenderse en el mismo sentido. Watson afirma: "El nombre de Jezabel se usa proverbialmente. Apoc. 2:20." [13] Y Miller explica:

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"Jezabel es un nombre figurativo, alusivo a la esposa de Acab, que mató a los profetas de Jehová, indujo a su esposo a la idolatría, y alimentó a los protetas de Baal en su propia mesa. No podría haberse usado una figura más vívida para describir las abominaciones papales. (Véase 1 Reyes 18, 19, y 21. . ..) Es muy evidente por la historia, y por este versículo del Apocalipsis que la iglesia de Cristo permitió que en su seno predicasen o enseñasen algunos de los monjes papales."[14]

Cierto comentarista hace la siguiente observación con referencia al vers. 23: "Se habla de los hijos, lo cual confirma la idea de que esto se refiere a una secta y sus prosélitos."[15]

Los castigos con que se amenaza a esta mujer armonizan con las amenazas que hay en otras partes de este libro contra la iglesia católica romana bajo el símbolo de una mujer corrompida, madre de las rameras y abominaciones de la tierra. (Véase Apocalipsis 17-19.) La muerte con la cual se la amenaza es indudablemente la segunda muerte, que llegará al fin de los mil años de Apocalipsis 20, cuando el que escudriña los ríñones y los corazones de todos los hombres les dará una justa retribución. Notemos, además, la declaración: "Y daré a cada uno de vosotros según sus obras," como prueba de que las palabras dirigidas a esta iglesia se aplican proféticamente a la recompensa final o castigo de todos los seres responsables.

"Todas las iglesias sabrán."--Se ha argüído que esta expresión demuestra que estas iglesias no podían denotar siete períodos sucesivos de la era evangélica, sino que debían existir contemporáneamente, o de lo contrario todas las iglesias no podrían saber que Cristo era el que escudriña los "ríñones y los corazones," al ver sus juicios sobre Jezabel y sus hijos. Pero ¿cuándo han de saber esto todas las iglesias ? Cuando esos hijos sean castigados de muerte. Si es en el momento en que se inflige la segunda muerte a los impíos, entonces todas las iglesias sabrán al contemplar ese castigo que ninguna cosa secreta, ningún mal pensamiento o

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propósito del corazón escapaba al conocimiento de Aquel que, con ojos como llama de fuego, escudriña los corazones humanos.

"Yo no enviaré sobre vosotros otra carga." Creemos que esto encerraba para la iglesia una promesa de que sería aliviada la carga que le tocó soportar tanto tiempo, a saber el peso de la opresión papal. No puede aplicarse a la recepción de nuevas verdades, porque la verdad no es carga para ningún ser responsable. Pero los días de tribulación que le tocaba a la iglesia iban a ser acortados por causa de los escogidos. (Mateo 24:22.) "Serán ayudados--dice el profeta--de pequeño socorro." (Daniel 11:34.) "La tierra ayudó a la mujer," dice Juan. (Apocalipsis 12:16.)

La amonestación.--"Tenedla hasta que yo venga." Estas son las palabras del "Hijo de Dios," y nos presentan una venida incondicional. A las iglesias de Efeso y Pérgamo, las amenazó con cierta venida condicional: "Arrepiéntete, porque de otra manera vendré a ti." Esta venida implicaba un castigo. Pero aquí se presenta una venida de un carácter diferente. No es una amenaza de castigo. No depende de ninguna condición. Se la presenta al creyente como una esperanza, y no puede referirse a otro acontecimiento que el futuro segundo advenimiento del Señor en gloria, cuando cesarán las pruebas del cristiano, cuando sus esfuerzos en la carrera de la vida y su lucha para obtener una corona de justicia serán recompensados con éxito eterno.

Esta iglesia nos lleva hasta el momento en que empezaron a cumplirse las señales más inmediatas del pronto advenimiento. En 1780, ocho años antes que se clausurase este período, se cumplieron las señales predichas con respecto al sol y la luna. (Véanse los comentarios sobre Apocalipsis 6:12.) Con referencia a estas señales el Salvador dijo: "Y cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca." (Lucas 21:28.) Llegamos en la historia de esta iglesia a un punto en que el fin se acerca tanto que se puede llamar apropiadamente la atención de la gente en forma más particular a dicho acontecimiento. Cristo había dicho a sus discípulos: "Negociad entre tanto que vengo." (Lucas 19:13.) Ahora

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dice, hablando de la carga que han de llevar: "Tenedla hasta que yo venga."

La promesa al vencedor.--"Hasta el fin." Esto debe referirse al fin de la era cristiana. "El que perseverare hasta el fin--dijo Cristo,--éste será salvo." (Mateo 24:13.) ¿No encontramos aquí una promesa parecida para los que hacen las obras de Cristo, observan las cosas que él ordenó y guardan la fe de Jesús? (Apocalipsis 14:12.)

"Potestad sobre las gentes."--En este mundo reinan los impíos, y los siervos de Cristo no son estimados. Pero llega el tiempo en que la justicia dominará; cuando toda impiedad será vista tal cual es, y despreciada; y cuando el cetro del poder estará en las manos del pueblo de Dios. Esta promesa queda explicada por los siguientes hechos y pasajes: las naciones han de ser entregadas por el Padre en las manos de Cristo, para que las gobierne con vara de hierro, y las desmenuce como vaso de alfarero. (Salmo 2:8, 9.) Asociados con Cristo cuando él inicie así su obra de poder y juicio, estarán sus santos. (Apocalipsis 3:21.) Ellos han de reinar con él en este carácter mil años. (Apocalipsis 20:4.) Durante este plazo, queda determinado el castigo que han de recibir los impíos y los malos ángeles. (1 Corintios 6:2, 3.) Al fin de los mil años, los santos tienen el honor de participar con Cristo en la ejecución de la sentencia escrita. (Salmo 149:9.)

La estrella de la mañana.--Cristo dice en A Apocalipsis 22:16, que él mismo es la estrella de la mañana, precursora inmediata del día. Lo que se llama aquí "estrella de la mañana" se llama "el lucero de la mañana" en 2 Pedro 1:19, donde se asocia con el amanecer: "Hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga." Durante la larga noche de vigilia de los santos, tienen ellos la Palabra de Dios que derrama sobre su senda la luz que necesita. Pero cuando amanezca el lucero de la mañana en sus corazones, o la estrella de la mañana sea dada a los vencedores, serán admitidos a tener una relación tan estrecha con Cristo que sus corazones quedarán plenamente iluminados por su Espíritu, y andarán en su luz. Ya no necesitarán la palabra más permanente de la profecía, que resplandece ahora como una antorcha.

[1] Tomás Newton, "Dissertations on the Prophecies," tomo 2, pág. 167.

[2] Tomás Scott, "Commentary," tomo 2, pág. 754, nota sobre Apocalipsis 2:1.

[3] José A. Seiss, "The Apocalypse," tomo 1, págs. 128, 129.

[4] F C. Cook, "The Bible Commentary, New Testament," tomo 4, págs. 530, 531.

[5] Augusto C. Thompson, "Morning Hours in Patmos," págs. 122, 123.

[6] Juan H. Kurtz, "Manual of Sacred History," pág. 50.

[7] Guillermo II. Barker, '"Lares and Penates," págs. 232, 233.

[8] Guillermo Miller, "Evidence from Scripture and History of the Second Coming of Christ," págs. 135, 136.

[9] Ricardo Watson, "A Biblical and Theological Dictionary," pág. 69, art. "Antipas."

[10] Adán Clarke, "Commentary on the New Testament," tomo 2, pág. 978, nota sobre Apocalipsis 2:13.

[11] Enrique Blunt. "A Practical Exposition of the Epistles to the Seven Churches of Asia," págs. 116-119.

[12] Juan Wesley. "Explanatory Notes Upon the New Testament," pág. 689, comentarios sobre Apocalipsis 2:17.

[13] Ricardo Watson, "A Biblical and Theological Dictionary," pág. 535.

[14] Guillermo Miller, "Evidence From Scripture and History of the Second Coming of Christ," pág. 139.

[15] Guillermo Jenks, "Comprehensive Commentary,"; tomo 5, pág. 674, nota sobre Apocalipsis 2:23.

[*] El nombre castellano es hoy "Esmirna,'' pero el vocable antiguo "Smirna," usado en la Biblia se asemeja más al original, y por esto se considera conveniente conservarlo, pues, como se verá, tiene un significado especial.--Nota del traductor.

Las Profecías de Daniel y Del Apocalipsis: Indice de los Capitulos
Las Profecías de Daniel y Del Apocalipsis (Tomo II), Capitulo 1: El Método Divino de la Revelación Profética
Las Profecías de Daniel y Del Apocalipsis (Tomo II), Capitulo 3: "He Aquí, Yo Estoy a la Puerta y Llamo"
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Las Profecías de Daniel y Del Apocalipsis (Tomo I y Tomo II) by Urías Smith (Copyright 1949; Edición Revisada 1977, 1979) was originally published by the Pacific Press Publishing Association, 1350 N. Kings Road, Nampa, Idaho 83687 USA, a wholly owned and operated Seventh-day Adventist publishing house. The electronic text for Las Profecías de Daniel y Del Apocalipsis by Urías Smith was not supplied by the Pacific Press Publishing Association. However, their permission was requested and secured to freely distribute it.

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